Con mirada fotográfica

Habrás tenido la experiencia de estar en algún acontecimiento en el que parece que es más importante rodarlo en vídeo o tomar unas fotografías que lo que está ocurriendo. Claro, es algo extraordinario, vale la pena tenerlo para siempre, que otros que no han estado lo puedan vivir de alguna manera y recordarlo dentro de años.

En una de estas reuniones una madre con su hija de 4 años estaban junto a mí. La niña hacía un encuadre con sus manecitas, decía “click” y le enseñaba “la foto” a su madre quien le preguntaba qué salía. La hija se lo contaba con todo lujo de detalles en los que se había fijado y completaba la historia con lo que a ella le parecía.

¿No te pasa que a veces no sabes muy bien qué has hecho ese día? Un empresario de éxito me contaba que él “era capaz” de vivir un día completo sin darse cuenta de qué ha comido, qué tiempo ha hecho o cómo iban vestidas las personas con las que había trabajado. Se perdía el 98% de su día a día sumido en el afán por la productividad y además no sabía contar con detalle en qué había empleado el día. Amaba el desenlace, pero no la trama.

La publicidad de algunos teléfonos móviles incide en su potencia para hacer buenas fotos, para captar los detalles y luego poder almacenarlos y enviárselos a las personas queridas. ¿Te imaginas poder hacer eso pero sin teléfono? Poder captar tantos detalles, tenerlos almacenados en tu interior y luego trasmitirlos a los demás.

Cuando estamos en contacto con la naturaleza en lo alto de una montaña, nadando en el océano o en el entramado de un bosque, la contemplamos con lo que vemos, oímos, olemos, tocamos y sentimos. Parece que precisamente ahí también nosotros adquirimos una mayor conciencia de nuestro estado personal y de quienes somos. ¿Y tu día a día?

Quizá podamos también permitirnos encontrarnos con nosotros mismos precisamente a través de la realidad cotidiana. ¡Pero es diferente que estar en una playa de Mallorca! Sí es diferente y también hay en nuestro día a día multitud de detalles que podemos contemplar con mirada fotográfica.

Desde la sensación del agua caliente en la ducha, el olor del café, las luces del amanecer, el tono de voz de una persona o la textura de una piel, al peso de nuestro cuerpo, el movimiento de unas personas por la calle, el sabor de una comida, el abrazo de la oscuridad o un sonido que nos agrada.

Estaría genial que las fotos también se acompañaran de olores, sonidos, sensaciones táctiles. Tú tienes esa cámara en ti. Con mirada fotográfica podemos vivir en presente muchos más detalles

Hay personas con daño cerebral que tienen dificultades para recordar qué han hecho durante el día o que no son capaces de reconocer lo que captan o ni siquiera de sentirlo. Una herramienta que utilizan es llevar una cámara de fotos que se dispara automáticamente cada cierto tiempo. Después pueden repasar y ver qué han hecho. Tú también puedes hacerlo, como la niña pequeña, con el encuadre de tus manos y el sentirte viva a cada paso.

 

Vivir cada momento con conocimiento, sin perder la memoria de lo que estamos sintiendo, cada instante histórico de tu vida es parte de tu patrimonio, con autenticidad, curiosidad, capacidad de observación y recogimiento. Tu vida como un presente continuo. Una concreta, continua e instantánea contemplación. Una fotografía: una instantánea. Miles de instantáneas en cada día, una vida.

Carpe diem, aprovecha el día. Habrá malas noticias y dificultades, sí, y además podrás contemplar la belleza del amanecer en el atasco de la Cuesta de las Perdices en la A-6, mientras caminas preocupado hacia la reunión podrás disfrutar del sol de primavera, en el taxi hasta el funeral escucharás una canción que te encanta y en el maloliente metro la sonrisa de esa chica te hará sentir vivo de nuevo.

La primavera, que no sabe de crisis, se ha presentado sin preguntar si era el momento. Parece mentira que sobreviva a los telediarios y a las quejas inútiles de los conductores en un atasco. La primavera se atreve a desplazar al invierno y las golondrinas chillan tratando de llamar tu atención: ¡eh, que te estás perdiendo lo mejor!

Captar la realidad, buscar y apreciar la belleza de tu vida, la realidad de cada momento. Sólo tú podrás tomar esa fotografía desde la perspectiva en la que estás. La mejor será la que estás haciendo en ese momento. Quizá te tengas que agitar antes de usar para poder estar presente

Me decía una paciente “si no sabes adonde ir, no sabes cuál es el camino”. En cada situación diaria puedes tener más destinos que la materialidad del hecho al que va dirigida esa acción, porque participa también tu cuerpo, tus sentidos, tus recuerdos, tus emociones….

Coge tu cámara fotográfica desde que te despiertes y atrévete a fotografiar tu vida a cada rato, con todo tu cuerpo, con todos tus sentidos, con toda tu presencia y permítete extraer todo el sabor de cada instante.

Quizá te sorprendas como aquel paciente contaba asombrado “ahora, cuando entro en una habitación me doy cuenta de si la persiana está subida o bajada, y estoy empezando a sentir que la comida tiene sabores distintos”.

Carlos Chiclana

Médico Psiquiatra

www.doctorcarloschiclana.com

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