El alarde de Belloch. ¿Con qué deuda cogió el Ayuntamiento de Zaragoza y qué deuda dejará para nuestros hijos, e incluso nietos, fruto de sus ocurrencias?

          Nuestro amado, y nunca bien ponderado, Alcalde de Zaragoza, no va a volver a presentarse a la reelección…, que pienso sinceramente tenía pérdida de antemano.

          Al parecer no recibió la preceptiva llamada con el plácet de Ferraz, y lo que realmente me extraña es que alguna vez haya gozado de la confianza de “la PSOE”, y más después de la defenestración de Garzón, a quien sólo ofreció una secretaría de estado, o rango similar, lo que para el vanidoso y enamorado de sí mismo fue una gran afrenta, de la que quiso vengarse desempolvando el expediente de los Gal, con la reaparición de la X, que no era otra persona que Felipe González, el multimillonario…

          Belloch, el único biministro de la historia de España, al menos que yo recuerde (Justicia e Interior al mismo tiempo), nos va a castigar reincorporándose a la carrera judicial, a pesar de que podría jubilarse perfectamente, pues cumple con los requisitos de edad y servicio prestados, sobre todo con esa norma tan peculiar de los “servicios especiales”, que supone estar en activo en el cuerpo de procedencia, a todos los efectos, cuándo realmente lo que se hace es política, pura y dura.

          Me malicio que esa reincorporación no es por necesidades económicas, o por tener algo en que entretenerse, pues sus “aficiones” son notorias, sino más bien por estar abrigado por el aforamiento que la calidad de magistrado de la audiencia provincial de Zaragoza le da. Cuando termine la legislatura y deje el Senado, dentro de unos meses, perderá el fuero correspondiente, y no se trata de andar desabrigado por la calle, que hace mucho frio. ¡Que hay muchos muertos en el armario, y una Expo que pide justicia a gritos, y cuándo digo justicia me refiero a investigaciones de todos los desmanes económicos que con esa excusa se cometieron!

          Y siento mucho que la muy digna magistrada del Juzgado de Instrucción núm. dos de Zaragoza, con la que he tenido el honor de trabajar algunos meses, como fiscal sustituto, no haya podido acceder a la audiencia, pues ella sí es una auténtica jurista y magistrada, que se ha dejado la salud impartiendo justicia, y no haciendo política, pero así son las cosas.

          Don Federico Carlos Sainz de Robles y Rodríguez, ex presidente del consejo general del poder judicial, se presentó como candidato a diputado por Madrid, creo recordar que por el Partido Reformista Democrático, que lideraba ese gran zascandil de la política llamado Roca. No salió elegido, y legalmente podía haber reingresado en la carrera judicial, pero dijo que un juez que entraba en política era como “pasar el Rubicón”, y muy dignamente abrió despacho como Abogado en la Villa y Corte. ¡Que pena que otros no sigan su ejemplo! Claro que hay “juristas” que llevan tantos años dedicados a la política que posiblemente serían incapaces de poner una demanda o una querella en condiciones…

          En resumen, y a lo que íbamos: me gustaría mucho conocer el “alarde” del señor Belloch, es más, creo que los zaragozanos tenemos derecho a ello.

          En él ámbito judicial se denomina alarde a lo que podríamos llamar el inventario del juzgado: asuntos en tramitación, pendientes de sentencia, archivados, recurridos, etc. (Vid. art. 317 de la ley orgánica del poder judicial, a quien le interesa la definición del término).

          ¿Cuál es el “alarde” del señor Belloch?  ¿Con qué deuda cogió el Ayuntamiento de Zaragoza, y que deuda dejará para nuestros hijos, e incluso nietos, fruto de sus ocurrencias, despilfarros y paridas de todo tipo, por no hablar de otras cosas?

 

          ¿Cuántos empleados había en el Ayuntamiento y cuántos hay ahora, fruto del “botín”, por no decir rapiña, que también, de los tres partidos en el gobierno, el PSOE, la CHA e IU, por no hablar de los centenares de interinos, contratados y enchufados en general, las decenas de asesores que no saben hacer una o con un canuto, etc.?

          Así los zaragozanos podríamos decirle cuatro cosas cuando nos crucemos con él por la calle, claro que dada su reincorporación a la magistratura, podría acusarnos fácilmente de delinquir, y se nos caería el pelo…

          En resumen, de la impunidad a la inmunidad, y tiro porque me toca.

          ¡Qué país, que paisaje y que paisanaje, como decía el gran Unamuno!

Ramiro Grau Morancho

Abogado, Profesor Universitario de Derecho y Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.

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