Orange, para sacarse un dinerillo extra, se hace el sueco en notificar las bajas por robo. Y ahora me llaman recordándome amablemente que debo pagar la factura
Eso es lo que deduzco al menos a tenor de lo que me pasó el pasado julio en Barcelona. Un desaprensivo me robó el bolso en la cafetería La Nena (excelentes bizcochos con chocolate, por cierto). Llamé a Orange apenas lo advertí. “Tomamos nota, tarjeta anulada”, me dijeron. A la mañana siguiente, al llamar para pedir la activación del duplicado de tarjeta, la operadora me explica con voz cándida que, “por un lamentable error, su baja de ayer no consta”. ¡Diablos!
Cruzando los dedos para que el ladrón fuese de Sant Cugat y no de Papúa, di de baja por “segunda” vez mi tarjeta. Esos 110€ (aún tuve suerte) del ladrón parlanchín no los pensaba pagar ni de coña, y así se lo hice saber al banco.
Orange premia mi fidelidad de 11 años en la compañía dejándome ahora sin posibilidad de llamar o enviar mensajes, y en ésas ando hace semanas. Me siento como Paco Martinez Soria en “Don Erre que Erre”.
Mientras, los naranjas me llaman y amablemente me recuerdan que voy a tener que “acabar pagando sí o sí”. Ah, así da gusto, ¿verdad? ¡Qué ganas de solucionar las cosas, y qué boca oreja tan fantástico voy a hacerles en adelante! Ya saben, si son de Orange y les roban, asegúrense de que les han dado de baja de verdad. O búsquense un ladrón de Sant Cugat.
