En Salamanca, todos los caminos no llevan a Roma, llevan al El Corte Inglés. Llegar a la capital salmantina es una auténtico ‘viacrucis’

En Salamanca, (Roma la chica), no todos los caminos llevan a Roma, todos los caminos llevan a El Corte Inglés. Calles peatonalizadas por doquier, aceras súper anchas y un solo carril de circulación, y unas diez mil plazas de aparcamiento libres eliminadas en toda la ciudad. Todo ello en pro de la proliferación de parkings públicos de pago, cómo no.     

 

De un tiempo a esta parte, desde hace algunos años, cuando uno llega a la ciudad y se aventura, con su vehículo por sus calles, encuentra lo mismo de siempre, caos circulatorio, pero además ahora, como antes, hay otro problema añadido, la dificultad de aparcar el vehículo.

No sabe uno si tomárselo a risa o desquiciarse, el caso es que este empeoramiento se debe a una razón, que ya huele a manida la reordenación del tráfico en la ciudad y peatonalización de los centros urbanos, para el disfrute de los ciudadanos (¡Una leche!). En realidad se trata de más de lo mismo, de regalías, para las contratas de control de la hora en zona de aparcamiento limitado, (la zona azul, o la hora), eso que los políticos inventaron (no me puedo creer que haya tardado tan poco en meterme con ellos), si es que me lo ponen muy fácil. No sé si estos señores (disculpen la osadía), se piensan que la ciudadanía es tonta de baba.

Llegar a la Capital Salmantina es un verdadero vía crucis, si encuentras aparcamiento en uno de los “otorgados”, si esos de la barrerita y el correspondiente ticket, para pagar al salir de ellos, que por cierto, ¡ya les vale!, metes el coche en la plaza libre, y luego búscate la vida para salir del coche, no han dejado sitio, para abrir la puerta. A lo que iba.

Han dejado calles preciosas, con sus, banquitos para sentarse, y sus arbolitos, con unas aceras, como para que pase por ellas el camión de la basura atravesado, con sus grandes macetas, donde se podrían plantar hasta tomates, eso sí, todo muy limpito y bonito (a gustos), han cogido los políticos municipales, una perra con el granito, que a uno solo le da por pensar que es por la similitud de la dureza de este elemento, con parte de la fisonomía de ellos mismos, si, donde tienen la mirada, justo con la dureza de sus caras.

Pero no se paran ante nada ni ante nadie, ni ante una apabullante reunión de unos 30.000 amigos en la plaza mayor de salamanca, donde los munícipes dijeron que se habían reunido nada más que unos cuantos, y encima sin autorización, como digo, no les paran ni mentiras ni verdades, ni razones, ni su propio partido, ellos suben tasas en un 80% al contribuyente, en algunos casos, y luego se olvidan de cobrar “otras cosas” a los constructores (¿será casualidad?). Han pintado en casi toda la ciudad una raya azul, han urbanizado el resto de las calles para que no se pueda si no apenas pasar con el coche, el sitio justo para transitar, eso sí unas aceras como la plaza de Tian “amen”. Ya con el año europeo de la cultura de Salamanca se aprovechó, y se ensalzó toda la piedra dorada de salamanca, si, la cantada por Machado y Unamuno, bueno toda no, casi toda la que rodeaba a los hoteles que hicieron su agosto durante todo el año, se adecentaron calles adyacentes, y se procedió al ornato de su entorno. Pero volviendo a la línea azul, donde no la haya, no se puede aparcar, y donde antes se podía, pues se arregla la calle, y la gente que se suba el coche a casa.

Un serio problema tiene el señor alcalde con Patrimonio, que avisado tiene que si se realiza la obra para construir un parking subterráneo en la céntrica plaza de los Bandos de Salamanca, acarreará la salida inmediata, o mediante proceso, de la capital del Tormes de las ciudades Patrimonio.

Y claro, todo estaba bien, hasta que a este señor encima le ha venido ayuda de fuera, ahora una gran superficie, ha dejado sin aparcamiento a miles de ciudadanos, que dejaban sus vehículos, en sus calles, en la misma puerta de su casa con suerte o cerca, no directamente no, aunque dado la grandilocuencia de la obra y los aledaños, pues si indirectamente. Pero claro hay que adecentar los accesos a la gran superficie, hay que cambiar el nombre de las calles, para que suene más chachi, Federico Anaya, no viste, lo hace mejor María Auxiliadora, que es una calle, que naciendo de la mismísima Plaza de España, no acababa de llegar hasta ese supe comercio, y claro eso no, que no es lo mismo. Para colmo esa pequeña tienda si ha hecho aparcamientos para sus clientes, pero no como otros, no. Uno llega a cualquier comercio, y aparca su coche, si el parking es de pago, como cliente, al presentar el ticket en caja, estás exento de pagar, pero en el “supercor-mercio”, pues no, si no haces un gasto previo de unos 30 euros tienes que pagar el parking, a su precio, claro. En toda la zona que circunda al citado super, donde quien suscribe anduvo por su infancia, había que andar entre los coches muchas veces, llegabas a cualquier sitio y encontrabas aparcamiento, y hablo de cuando eran calles a veces sin asfaltar, calles iluminadas con una bombilla y aquella porcelana que la tapaba de la lluvia, las Calles Bolívar, Cabeza de Vaca, Conde Don Ramón, Alonso de Ojeda, y la mismísima Avenida de Federico Anaya, eran sitios donde con poca suerte podías dejar el coche aparcado.

 

¡Qué narices!, si hasta la Avenida de Portugal, que siempre ha sido una vía de acceso al Barrio Garrido, en forma perpendicular, ahora cuenta con un carril a la altura de su cruce con la Calle María Auxiliadora, curiosamente en la que se encuentra el Corte Inglés. Si, está muy claro, en Salamanca, (Roma la chica), no todos los caminos llevan a Roma, todos los caminos llevan a El Corte Inglés, pero si vas en coche, tienes que aparcarlo dentro del centro comercial, y pagar el correspondiente tiempo de parking, si no haces un gasto superior a 30 €. Con el sentido único de la Calle María Auxiliadora, y todo lo demás que les cuento, falta de aparcamientos, los atascos están a la orden del día, y no en las calles pequeñas, no, esto ocurre a diario en las grandes Avenidas, como, Paseo de Canalejas, Gran Vía, Avenida Mirat y Avenida de Alemania.

Pero están ciegos, no ven más allá de diez centímetros (no se asusten, tampoco serían merecedores de los versos de Quevedo, por eso), es más o menos lo que mide la dichosa línea azul, en su ancho, que en su largo, seguro que los señores munícipes se frotan las manos. “Luego nos extrañaremos que alguien ponga un negocio, para vender réplicas de la plaza mayor de Salamanca”.

Con todo al final, si han conseguido una cosa, el centro de la ciudad, está muerto, no tiene la vida de antaño, por mucho que digan los políticos, he oído quejas de comerciantes y hosteleros, dense una vuelta, cuando puedan, si no por el bar de la plaza del Campillo, seguro que oyen aquello de a ver quién es el listo que baja de compras al centro de Salamanca, un sábado por la mañana.

Es una suerte que todos los vecinos de la capital, (valeee!.., muchos), ya conocen que esta es la última legislatura del señor alcalde, de hecho, parece estar desautorizado hasta por los propios dirigentes de su partido.

Empezaron jugando a lo de un día sin coches, y al final hemos llegado a una ciudad sin coches, o muy pocos, ante la imposibilidad de aparcarlo en un momento dado para hacer si quiera unas compras, o ir al médico. Osar la temeridad de utilizar el coche en Salamanca, es de una media de 40 minutos, para aparcarlo, y eso en zona azul, es decir, pagando claro está., zonas libres ya casi no existen.

Estoy pensando, en comprarme, no una plaza de garaje, si no una réplica de la plaza mayor de Salamanca, no sé si encontraré sitio para colocarla, o al final la tendré que tirar. “Cógito nemo punitur”

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