¡Que España no es Irlanda!

Lo escribo entre admiraciones, como si se tratara de una advertencia, incluso de un grito, para que lo escuchen los que siguen sin enterarse de que España no es Irlanda.

No me refiero ahora a cuestiones geográficas o históricas, tampoco económicas vinculadas a su condición de país intervenido por Bruselas, mientras que España se ha librado, y por lo visto de una forma definitiva. Gracias a Dios.

Estoy hablando de asunto mucho más tétrico y doloroso: del fenómeno terrorista, que en su día aquejó amargamente a los dos países. Desde el principio se ha sostenido, y por supuesto coincido en dicha posición porque es verdad, que los procesos violentos padecidos en uno y otro país no tenían nada que ver, ni en su origen, ni en sus protagonistas, ni en su desarrollo.

Vuelvo a hablar de ello porque los etarras parece que empiezan a asumir que España no es Irlanda a los precisos efectos de la escenificación del final de lo que ellos llaman el ‘conflicto’.

Por lo visto, la banda, sus inspiradores y sus integrantes, prácticamente se han convencido, en concreto, de que no habrá mesa de negociación, ni firma solemne de acuerdos, como sí ocurrió en Irlanda. Están asimilando que el Gobierno, nuestro Gobierno, o sea, España, no se va a sentar con nadie a firmar nada.

Así que nos les queda otra que dar el paso en solitario. Es decir, anunciar el abandono de la violencia y la entrega del arsenal de armas… sin contrapartidas, tampoco mediáticas o de propaganda.

Sortu se mueve en esa línea, intentando convencer a los actuales dirigentes de la banda. Y la presión de los inquilinos de las cárceles españolas aprieta cada día más.

Así que lo repito, también con admiraciones, como una advertencia o un grito, para que los pistoleros que quedan pierdan toda esperanza: ¡España no es Irlanda!

 
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