Guerra de tacones en el PP
Lo están empezando a llamar “guerra de tacones”. Me refiero a la batalla por suceder a Mariano Rajoy en la Presidencia del Gobierno.
Guerra de tacones porque, en una supuesta carrera hacia La Moncloa, las participantes son mujeres.
Tres nombres femeninos principales ocupan las supuestas quinielas para la sucesión de Rajoy: Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Esperanza Aguirre.
Las dos primeras forman parte del círculo íntimo que rodea al presidente, son sus peones directos, la mano izquierda y la derecha, una en el Gobierno, la otra en el partido. Y, en efecto, si hubiera un proceso de sucesión… ordenada, es decir con el consentimiento del propio afectado, una de las dos sería la elegida.
La tercera, Esperanza Aguirre, mejorará sus opciones solamente en caso de catástrofe: de debacle electoral del partido o de hundimiento personal de Mariano Rajoy. Así que es la que lo tiene más complicado.
Otra política ‘taconera’ por así decirlo, o sea con opciones de futuro (no se sabe aún hasta qué nivel), Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid, ha negado que exista esa “guerra de tacones”, con el argumento de que el debate sucesorio no se ha abierto y de que el liderazgo de Rajoy es “absolutamente indiscutido dentro del Partido Popular”. Lo que pasa, digo yo, es que se trata de dos situaciones que pueden cambiar.
En cualquier caso, ha reconocido que es verdad que Rajoy “está rodeado de muchos tacones, porque está rodeado de mujeres”. En la nómina incluye también a las ministras, por supuesto.
No obstante, la teoría de los tacones tiene una fisura. La figura de Alberto Ruiz Gallardón, al que acusan (en voz baja, por supuesto) de estar en una conspiración para derribar a Rajoy y colocarse él.
No me parece que el ministro de Justicia ande impulsando algo así, al menos de una forma activa. Pero sí creo que se mantiene a la expectativa, aguardando su ocasión, y que no descarta que la oportunidad pueda llegar. También en su caso, como en el de Esperanza Aguirre, sus opciones pasan por el estallido de un terremoto en el PP. Que, tal como vienen las cosas, a día de hoy no está del todo descartado.
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