Militancias sospechosas en el Constitucional

Entiendo que los partidos traten por sistema de arrimar el ascua a su sardina, presentando (deformando) la realidad según sus intereses, sin atenerse a lo que de verdad esté ocurriendo o haya ocurrido, y analizando las situaciones sólo en función de su particular punto de vista y no de la objetividad y la racionalidad. No quiero emplear palabras como mentir, engañar y manipular, pero por ahí anda la cosa.

Sucede, y se comprueba todos los días, que, frente a una misma coyuntura o actuación, el enfoque de las distintas formaciones es tan diverso y enfrentado que da la impresión de que se refieren a asuntos absolutamente distintos, tal es el modo de aludir a ellos, de relatarlos o de criticarlos/alabarlos.

¿A dónde voy? A que hemos estado varios años con el Tribunal Constitucional presidido por personajes de estricta obediencia socialista, pero, por lo visto a nadie, le ha importado lo más  mínimo. Desde luego, no se les ha escuchado criticarlo.

El último de los presidentes, Pascual Sala, constituyó un paradigma de la obediencia absoluta a los intereses y objetivos del PSOE. Con él al frente del TC se legalizó Bildu, por poner un ejemplo, a instancias de un Gobierno que lo tenía negociado con los paraterrroristas.

Y ahora, cuando quien encabeza el alto tribunal se mueve en la órbita del Partido Popular, ahora se proclama que los presidentes del TC no pueden tener vinculación política alguna. Ahora, los mismos que se mantenían mudos en la etapa anterior, se han convertido en guardianes estrictos de la neutralidad institucional.

He de decir que el Tribunal Constitucional no es precisamente objeto de mi admiración, y lo he reflejado repetidas veces en esta misma ventana. Ahí están los archivos. Y he criticado y critico su politización y la dependencia directa de los partidos, que mandan y mangonean a placer en tantas ocasiones. En fin, que sigo pensando que se trata de una institución desprestigiada, y posiblemente sin remedio.

Pero, al mismo tiempo, he de denunciar que quienes ahora denuestan a su máximo representante por estar vinculado al PP, callaron como canes mudos cuando quien figuraba al frente del TC mostraba una evidente obediencia socialista. Y, aunque se agarren al tener o no tener carnet, incurren en hipocresía, cuando no disimulo flagrante y ganas de engañar a los ciudadanos. Que quede claro, frente a fariseos escandalizados y presuntos guardianes de la limpieza democrática.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

 
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