Obama contra la Iglesia

No creo que haya complacido mucho a Barack Obama la abierta oposición del Papa Francisco, y con él la mayoría de los católicos, a un ataque de Estados Unidos contra Siria. Más bien todo lo contrario, pienso.

La campaña de movilizaciones desde el Vaticano, incluida esa jornada de oración y ayuno del sábado, las palabras del Papa pidiendo que no se desate una nueva guerra, constituyen sin duda un grave obstáculo para el presidente norteamericano y sus proyectos bélicos. Al menos de cara a la opinión pública.

Por si fuera poco, dentro del propio país, los obispos norteamericanos se han pronunciado con toda rotundidad en contra de una intervención armada dirigida a castigar al régimen de Assad.

Miedo me da la situación. Miedo le tengo a la reacción de Obama, que pueda concretarse en determinadas actuaciones para tratar de quitar cualquier capacidad de influencia de la Iglesia, recurriendo incluso a maniobras subterráneas que busquen echar por tierra su posible predicamento e influencia.

No hablo de hipótesis. Ya se ha escrito que la postura crítica, en su día, de la Iglesia con la invasión norteamericana de Irak provocó, como si fuera una simple coincidencia, la masiva ofensiva de las denuncias a clérigos por los casos de pederastia.

Sin dejar de criticar y condenar aquellos terribles e intolerables abusos, lo cierto es que en la mayor parte de los casos se trataba de denuncias que venían de muy atrás, incluso con diez y hasta veinte años de antigüedad, que estaban siendo atendidas en su mayoría, pero que sorprendentemente resucitaron todas juntas, al unísono, y fueron aireadas intensamente, con un oculto objetivo: rebajar, cuando no anular, cualquier prestigio de la Iglesia, de forma que sus opiniones, singularmente lo relativo al conflicto de Irak por supuesto, resultaran irrelevantes.

Ciertamente, la Iglesia tenía pendiente aquella grave deuda, que avergonzaba a todos, pero se iba saldando caso a caso. Lo llamativo fue la utilización, desde el poder, como arma de destrucción masiva de su crédito global como institución.

Muy caro pagó la Iglesia aquel atrevimiento de oponerse a la guerra de Irak. En todo el mundo, pero sobre todo en Estados Unidos. Por eso digo que me da miedo lo que pueda ocurrir ahora. Es que así se las gastan algunos poderosos.

editor@elconfidencialdigital.com

 

Twitter: @JoseApezarena

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