Príncipe del español

Una de las más grandes riquezas que posee este país nuestro, llamado España, es el idioma, el castellano, el español. Y no verlo así constituiría enorme ceguera.

Y cuando alguien posee un tesoro, hace dos cosas. En primer lugar, protegerlo, cuidarlo, mantenerlo, conservarlo. Y, en segundo lugar, intentar que aumente. Pues eso mismo creo yo, hay que aplicar al idioma español.

Así que todos los esfuerzos que se realicen para limpiarlo, fijarlo y darle esplendor (que son los fines declarados de nuestra Real Academia), pero más aún por promoverlo, ampliarlo y difundirlo, redundará en bien de todos. En la tarea está también nuestra Monarquía.

He escrito más de una vez que la Familia Real ha demostrado siempre un gran “patriotismo”. La palabra no está de moda, pero, a pesar de ello, refleja sentimientos dignos, y hasta obligados en cualquier bien nacido.

Y, como parte de ese amor por lo español, muestran un aprecio hondo por el idioma. No hay viaje oficial de los Reyes fuera de nuestras fronteras que no tenga como destino, entre otros, el Instituto Cervantes de cada país. Y nunca dicen no a una sugerencia para que presidan, asistan o hablen en simposios y conferencias con ese asunto.

Lo acaban de hacer los Príncipes, asistiendo en Monterrey a un magno congreso sobre la lengua. Cuentan las crónicas que los cuatro días han estado marcados por la promoción de nuestra cultura e idioma. Los Príncipes de Asturias son “Príncipes del español”.

 
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