Los Pujol

Se asombraba ayer un lector de esta columna, y así lo expresó en un comentario, de que hubiera hablado de Rodríguez Zapatero. Otros más lo hacían. Incluso alguno afirmó que había vomitado, por lo que entendía que había de elogio hacia el ex presidente. Debía de ser una exageración, sin duda.

El primero de ellos me planteaba, como alternativa, por qué no hablaba “de los puyoles”. Vale. Voy a hablar de los Pujol.

Para empezar, diré que lamento enormemente el desencanto que me ha producido, como a tantos otros españoles, la deriva del patriarca de la saga, el otrora molt honorable Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat.

Si se hubiera quedado quieto tras abandonar el cargo, posiblemente su nombre aparecería en los libros de historia al tratar de la transición democrática, porque él tuvo bastante que ver en el buen resultado del proceso. Y ayudó no poco a construir un país económicamente viable y hasta fuerte. La aportación de Convergencia a la economía española, entre otras cosas, fue clara.

Sin embargo, Jordi Pujol ha asumido en estos años finales posiciones políticas radicales en materia de independentismo. Pero, más aún, ha abandonado aquel estilo dialogante y pactista que mostró en el pasado, para entrar por caminos de extremismo personal, que casi lo han convertido en un personaje repulsivo desde el punto de vista político.

No acaba ahí la decadencia vital porque, a la par, están saltando a la luz los sospechosos negocietes de algunos de sus hijos, y las no menos extrañas fortunas que atesoran todos ellos fuera de España. Milagro será que alguno de los Pujol no acabe en los tribunales y aun en la cárcel.

Que este tipo de personajes, con esa trayectoria, pretenda ser la mejor expresión del catalanismo me parece que hace flaquísimo favor a quienes trabajan por una Cataluña independiente.

Ya en el pasado Jordi Pujol se arrebujó en la cuatribarrada cuando los fiscales quisieron procesarle por la quiebra de Banca Catalana y salió bien librado. Que no vuelva a ocurrir. Que no pase que la exhibición de la bandera sirva otra vez para tapar nada.

editor@elconfidencialdigital.com

 

Twitter: @JoseApezarena

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