El caudillo quiere irse con un homenaje

Aunque publicado hace un tiempo, la relectura del libro “El maquiavelo de León”, que escribió José García Abad, aporta detalles precisos sobre la personalidad del hoy presidente del Gobierno, incluyendo claves como el sentimiento mesiánico y caudillista que esconde el inquilino de La Moncloa. Se cree alguien elegido para una misión histórica.

Por eso, como ha adelantado ECD (ver noticia), Zapatero ha empezado a maquinar para lograr que, cuando deje el cargo, se le rinda ese homenaje nacional.

Lo está haciendo con cuidado, sin prisas, pero ya ha echado los tejos a alguna personalidad y también enviado mensajes a instancias sociales, incluyendo ámbitos políticos sorprendentes como lo que algunos socialistas siguen llamando “derecha radical”.

Quiere una salida triunfal, una despedida en medio del aplauso de la nación, agradecida por sus ocho años de gestión. Que él considera que han sido un éxito y quedarán grabados con letras de oro en la historia reciente de España.

Las conversaciones con José Bono pueden tener algo que ver con ese sueño del mesías y caudillo Zapatero. El presidente del Congreso tiene fama merecida de muñidor ectoplásmico, capaz de llevarse bien con cardenales, nacionalistas, medios de comunicación y, desde luego, el CNI. Que, por cierto, no es mala herramienta para intentos semejantes.

Por lo visto, en la cabeza del presidente no cabe la posibilidad de una salida desairada. Ya quiso pasar a la historia como el presidente del Gobierno que había acabado con ETA. Y por eso inició aquella delicada (y suicida) negociación con la banda sin preguntar a nadie, sólo porque había visto una carta en la que los terroristas decían que estaban dispuestos a hablar. Y se creyó que él iba a lograrlo en solitario.

Se metió en un berenjenal del que salió abruptamente por el atentado de la T-4. Una tragedia que quizá hasta le salvó a él, porque le sacó de un pantano en el que imprudentemente se había metido y del que iba a salir trasquilado.

¿Cuál va a ser el argumento principal para ese plebiscito nacional? Que ha sido el líder que se ha sacrificado por el país, aprobando un duro ajuste económico por el que ha pagado el precio de ‘quemarse’ políticamente. Se ha sacrificado por todos.

Es que Zapatero se ha creído el retrato que, en alguna ocasión, ha trazado el Financial Times sobre él: que es el gran reformista que hizo en España lo que había que hacer.

 

Y quiere que se lo reconozcan, con ese homenaje.

Lo que demuestra que está ciego para ver lo que realmente ha hecho con este país.

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