El (mal) estado de la Nación

Mariano Rajoy protagonizó ayer su primer debate sobre el estado de la Nación, y lo mismo le ocurrió a Alfredo Pérez Rubalcaba en su nuevo papel de líder de la oposición socialista. Los dos se estrenaban y a los dos se les vio un tanto nerviosos.

Si alguien se entretuviera en recopilar todo lo que en el Congreso se explicó, por uno y por otro, sobre la difícil situación de España, llegaría a una conclusión bastante evidente: el mal, el pésimo, estado de la Nación.

Desde luego, era inevitable que desgranaran los problemas que aquejan al país, pero verlos enlazados uno tras otro provoca mayor inquietud aún.

Y, a la vista de lo que ocurrió en el Congreso, ¿se concluye un mensaje de que esto se va a arreglar? Rajoy intentó convencer a la Cámara, y a los españoles, de que les medidas se han tomado, pero las garantías de que funcionen no son evidentes.

Pero si a todo eso se añade la impresión, que quedó meridiana en el Pleno del Congreso, de que los dos grandes partidos no están por la labor de trabajar juntos en sacar adelante España, entonces el estado de la Nación puede seguir más o menos como ahora. Eso, si no va a peor.

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