Adolescencia política y social

"El sol brilla, canta la tetera y hemos pagado el alquiler". Frase de la inspiradísima interpretación de Charles Chaplin en "Candilejas". Muestra con ella la intención de sobreponerse Calvero, cómico entrado en años al que Chaplin da vida, y así animar, generoso, a Terry, una joven bailarina en apuros.

Es mi amiga Laura, experta y eficacísima encargada de personal de una destacada cadena de supermercados, portentosa madre de familia, la que me sugiere esa "imagen" sacada del cine clásico. El caso es que le agradó la cita hamletiana de un reciente artículo en este diario: "el jamelgo que respingue, que nuestros lomos no pican", y, por contraste, lo relaciona con la solidaridad y sacrificio desinteresado del anciano protagonista de Candilejas.

Laura me pide ampliación sobre el tema y aporta la idea de que sean los cargos públicos quienes primero den ejemplo en los recortes, reduciendo su sueldo. Y añade, que a los que no han hecho nada bueno para solucionar problemas en el anterior gobierno, se les vete en nuevos cargos de responsabilidad y prestigio, que seguro no merecen.

Ante ese enfado morrocotudo, que seguro todos comprenderemos, la animo a no dejarse llevar sólo por la impulsividad. Necesitamos, en la opinión pública -y publicada- analizar de manera más constructiva la realidad más inmediata. No va a ayudar a nadie el que convirtamos nuestros días en tiempos de retirada o depresión crónica. ¡Ni mucho menos! Busquemos ocasiones para estar más unidos que nunca en las prioridades, para hacer un tándem sincronizadísimo, para superar la mendacidad del ambiente, esa costumbre de simular, de ser poco auténticos, que durante años ha campado a sus anchas en nuestro país y tanto ha empobrecido corazones y haciendas.

Incluso viendo con claridad las dificultades de todo tipo que vamos a tener en los próximos años, especialmente los jóvenes, nos conviene a todos "ser fuertes y afinar la puntería", superar por elevación los problemas, rechazar el alirón de burlas que gritan los que sólo se quejan sin salirse nunca de su gran ombligo: no olvidemos que estamos todos un poco "adolescentes".

Siguiendo el paralelismo, como escribió el gran poeta Luis Rosales, "la adolescencia no nos ofrece una vida personal compensadora del paraíso perdido de la infancia y, a causa de ello, no hay etapa más dolorosa e interina en el proceso de nuestra vida. Como todo dolor moral, el dolor de la adolescencia procede de una crisis de crecimiento. Nos ocasiona un sentimiento extraño, un sentimiento que no se puede atenuar ni compartir. La adolescencia nos distiende. Lo que distiende duele. Pero es cierto que, mientras somos adolescentes, nos sentimos crecer mientras sufrimos".

Por eso, creo que tras una sincera reflexión de corte educativo -ninguna acción es neutra, educamos o deseducamos siempre-, se verá absurdo enzarzarnos en una batalla de agresividad, ni siquiera periodístico-político-toguil, en la que se perderían fuerzas imprescindibles para restañar tanta herida a la convivencia. Ya es hora de sanear el clima de las relaciones, ¡fuera boinas!, y de hacer el vacío a la mentira pública. Como mucho, quedémonos, para que no vuelva a ocurrir, con el triste ridículo hecho de pasados años de ambiente parasitario. Y no demos ahora paso a la tragedia que sería la inacción cobardica y acomplejada de quienes han de tomar decisiones sabias y valientes.

Por otra parte, hemos de superar el epidérmico mal humor, volar por encima de la mala educación y los impulsos envidiosos o desafiantes. Decía Leonardo da Vinci que "donde se grita no hay verdadera ciencia", pues ¿a qué esperamos para pararnos a pensar, a buscar soluciones estables y sensatas, por ejemplo al gravísimo problema del desempleo?

Sabemos que la democracia es el "menos malo" de los sistemas de organización política, pero no la llamaremos democracia si se relativiza todo y no se buscan cimientos en los valores, la dignidad humana y la verdad. Y es que la rebeldía que nace de la persona y mira hacia la persona es sana, muy conveniente, pero nunca puede ser violenta, salvaje, manipulada, inconsciente... Dejaría de ser lucha por la libertad para convertirse en ansias de frivolidad y revanchismo.

 

Acabo este articulillo-respuesta a mi amiga Laura, diciendo que es un falso dilema el dudar entre poner la política en la calle o en el Parlamento; o trabajar la aplicación de las leyes en los mass media en vez de en los Juzgados. Pero, en lo que no hay ninguna duda es que se precisa ejemplaridad, y sí estoy totalmente de acuerdo en que un gesto en ese sentido podría concretarse en el anuncio de una importante rebaja, aunque sea temporal, en los más elevados sueldos de los políticos con cargos públicos. Sería muy, muy sano.

En fin, no nos despreciemos a nosotros mismos, a arrimar el hombro, ¡a revalorizarse tocan! Es posible ser auténticos, ser más coherentes, aunque cueste sudor, y es normal que así ocurra. Entonces, sólo entonces, como dice el genial Chaplin en el guión de Candilejas, realmente el sol brillará, cantará la tetera y habremos pagado el alquiler, ¡todos!

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