Gestionar situaciones complejas

Un buen amigo me habla de la necesidad de aprender a gestionar situaciones complejas, habilidad que no se aprende con unas lecciones de una tarde de domingo.

En concreto, se refería a la penosa situación laboral de muchas personas en nuestro país y de las poco efectivas soluciones que se vislumbran por parte de las autoridades. Me mostró contrastados números para argumentar que una subida de impuestos es conseguir “pan para hoy y hambre para mañana”. Sea como sea, el desempleo es un drama humano que nos afecta a todos y algo más habrá que hacer, sobre todo cuando el paro es tan elevadísimo.

Por eso, pienso que un gran avance posible va a ser entrenarnos todos en solucionar problemas simples, complejos, repetitivos, semejantes, novedosos o desagradables: Aprender a ser responsables y a afrontar dificultades. Creo que no es de recibo que políticos, empresarios, o gentes de cualquier profesión –tampoco los padres y madres de familia-, aplacen injustificadamente decisiones que ven necesarias pero piensan que tal vez no agraden a los implicados.

Estemos alerta y, con serenidad, prestemos atención a las cosas. Todos tenemos mucho que aprender. Y los que tienen más responsabilidades más. En este inicio de curso, cada uno en su oficio o tarea cotidiana verá si es preciso rectificar algo, que seguro que sí. La creatividad y un punto de honrada intrepidez evitarán que los problemas “se pudran”. Este punto de salida, humilde y reflexivo, ya es la mitad del éxito pues nos ayudará a trabajar desde la realidad, huyendo de la obsesión por cuidar sólo el escaparate.

Tan esa así que, por ejemplo, en una familia, padre y madre se enfrentan a dificultades mil para atender con dignidad a sus responsabilidades de trabajo y familiares. Los chicos y chicas, si ven coherencia y sinceridad de vida, se van a superar afrontando también sus concretas responsabilidades cotidianas, aportando ingenio y energías a todo su ámbito de relaciones, aprendiendo a ver mejor lo que necesitan los demás, e intentando hacerlos más felices, en la medida de sus posibilidades, con valentía y espíritu de sacrificio.

Sea como sea, lo cierto es que todos encontramos en las pequeñas tareas familiares, aunque cuesten, un gran medio de afirmación propia y de autoestima. Entonces, se ve el sitio claro de cada uno en el hogar. Padres e hijos se saben valorados, necesarios y muy queridos. Según las peculiaridades de cada hijo buscaremos unos u otros encargos, pues también serán para ellos ocasión de crecimiento personal.

Con relación a los adultos, es verdad también esto en cualquier organización empresarial o institución del tipo que sea: Hemos de encontrar el lugar donde, además de desempeñar unas tareas, podamos vernos comprometidos con un equipo humano, con un gran proyecto de empresa, con un trabajo bien hecho que es beneficio para todos.

En este curso que comienza hemos de encontrar tiempo para el descanso y tiempo para el trabajo. Y todo con mucha paz, gran parte de la cual nos llegará de la tranquilidad y la seguridad que da el saber que no estamos solos en el esfuerzo: Somos un equipo y, especialmente en caso de debilidad, vamos a tener a alguien de confianza siempre cerca nuestro. ¡Pues, eso, a corresponder!

 
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