¿Poner puertas al campo?

Mi amigo Nacho me pide que tome posición sobre la llamada Ley Sinde, ese intento, mediante una disposición final en la ley de Economía Sostenible, de cierre de sitios web de descargas, que podrían ser bloqueados por orden de la Audiencia Nacional.

Para empezar, se me ocurre recurrir a una imagen que seguro tenemos todos muy grabada: La británica caza “deportiva” del zorro rojo. El caso es que, en esa competición desigual, comprendo el “punto de vista” de los sabuesos pero tengo predilección por los zorros que son perseguidos.

Sé que es un tema difícil y que el artista-creador ha de obtener un beneficio por su obra. Pero, a bote pronto, digo que los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.

¿No están ustedes ya cansados de tantas prohibiciones? ¿No les escama la reiterada utilización de la justicia para favorecer sólo a unos pocos amigos de poderosos?

Porque, además, la intervención de la Audiencia Nacional sólo sería para darle visos de legalidad a esos cierres en Internet, ya que la Comisión de Propiedad Intelectual, dependiente del Ministerio de Cultura, tendría siempre la sartén por el mango, ya que es quien decidiría si se vulneran o no los derechos de propiedad intelectual de un tercero.

 

No estoy defendiendo las descargas ilegales pero quiero ser altavoz de muchos que, como mi amigo Nacho, dicen enfadados que “lo mejor va a ser que ingresen nuestras nóminas en las cuentas de la SGAE y que ellos sean los que determinen nuestras necesidades básicas. Esto cada vez se asemeja más a un estado comunista”.

Como tampoco me conformo con que se “iguale por debajo”, se mate el ingenio y la creatividad y encima se aumente el número injustificado de subvenciones. Es comprensible el temor de los blogueros, aunque no lo entiendan quienes nos gobiernan, y es que no sería bueno para nadie que nos pasase como en aquel famoso poema del alemán Martin Niemöller:

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista, Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata, Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista, Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío, Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.

 

¿No les parece que intentar sostener con cambios legislativos a una industria que no sabe adaptarse a las nuevas circunstancias del mercado no es ni justo ni realista? ¿No se debería buscar otro modelo? Sepamos que, por ejemplo, mientras en el mercado musical el “online”  supone ya un 20% del total mundial, en España estamos todavía en el 11,5%.

A ver si nos enteramos que en los países en los que la cantidad de descargas p2p han bajado es porque hay otras “ofertas” mejores, tipo itunes.

Incluso me apuntan otra posible solución: Las licencias copyleft, aquellas que permitiendo un mayor control de los creadores sobre sus obras, investigaciones y proyectos y una remuneración compensatoria más razonable por su trabajo, también permiten a los usuarios finales un mejor acceso y disfrute de los bienes bajo este tipo de licencias no restrictivas.

En todo caso, considero que es preciso que el Gobierno garantice la "neutralidad de la Red", y que lidere los cambios de modelo de negocio de la industrial cultural, lejos de rémoras y sectarismos.

Estoy de acuerdo en que una práctica por ser corriente -todo el mundo lo hace- no tiene por qué ser correcta, pero me sublevo ante quienes hablan con grandilocuencia de defender la cultura, cuando se trata de negocio o ideologización.

Considero escandaloso que un gobierno “progresista” no sea capaz de adaptarse al progreso. Nuestro descenso drástico en competitividad es una triste muestra de ello. Pues, aviso a navegantes: la Red puede ser un elemento decisivo de cara a las próximas-diversas elecciones.

El mundo de internet, la música, la literatura y el cine han de poder ir de la mano. Y la cultura del intercambio se ha de poder tener en cuenta. Por eso, y para acabar, vienen al pelo unas palabras que Federico García Lorca pronunció al inaugurar la Biblioteca de Fuentevaqueros, en septiembre de 1931:

“Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social”.  

Pues eso, y que la muy necesaria “prosa”, lo empresarial, no nos quite el contrapunto de la sublime “poesía” discordante, la joven creatividad tecnológica.

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