De libertad, huelgas y paz social

Sin querer entrar en lo personal, dicen que a nuestro presidente de gobierno le reconcome su incapacidad para ofrecer confianza. Y, a pesar de ello, está incluso dispuesto a dinamitar el Pacto de Toledo, modificando las pensiones, imponer la jubilación a los 67 años, rascar en los derechos de los trabajadores…

Evitemos cualquier subjetivismo y podremos ver lo evidente: nos gobierna gente incapaz para asumir la responsabilidad de dedicarse a la lucha por la libertad, la justicia y la solidaridad, con una entrega leal y desinteresada al bien de todos.

Por ejemplo, considero que una cosa es reformar la negociación colectiva laboral, adaptándola a las necesidades del interés general, y otra muy diferente es saltarse a la torera el Art. 37.1 de la Constitución Española, que la establece como derecho fundamental, o el Estatuto de los Trabajadores, que la regula. Y es que se ven tantos factores de pasión, de interés, de simple ignorancia… Factores incontrolables… Que no podemos seguir tolerando un sistema que alimenta la envidia de la lucha de clases, el enriquecimiento fácil, el consumismo, la lucha de una comunidad contra otra, o del hombre contra el hombre.

Hay quien pretendía imponer una paz social a machamartillo para evitar la crisis y lo que ha provocado es una grave inestabilidad social, sin resolver la crisis. Omisión tras omisión, la verdad es que ahora el camino es ya intransitable sin reformas estructurales de calado.

Veamos la situación con perspectiva. Evitemos el ‘‘pensamiento único’’, no pongamos nuestras ideas y palabras en piloto automático. Despabilemos la responsabilidad de cada uno. Seamos conscientes de la necesidad de una formación integral y permanente, asumiendo y desarrollando nuestra propia responsabilidad para conseguir un criterio bien formado.

Dejémonos de prédicas obsoletas de lucha de clases. Propongamos todos, según lugar y circunstancias, ideas e ideales que no nos reduzcan a lo monocorde, sino que nos muestren la estupenda sinfonía que significa una buena convivencia.

Por eso, frente a algunos que piensan siempre de manera ideológica, no racional, me ha encantado la claridad de ideas y determinación de la sindicalista Mercedes Alenza, Secretaria General de FSIE-Catalunya. Ella, por ejemplo, ante los recortes en educación que Montilla desea hacer en Cataluña, expone en una carta abierta a los políticos: “Si la formación es el futuro de un país, recortar en educación es mirar con pesimismo el futuro, tener bajas las expectativas de crecimiento y de mejora de esta sociedad. Si se defiende la libertad de educación no se puede olvidar que las escuelas concertadas han de ser empresas viables, el concierto ha de cubrir los gastos reales de la plaza escolar. Y ahora todavía más, pues la crisis provoca que muchas familias tengan dificultades graves para asumir gastos que en la educación pública no se pagarían. Entendemos que si no hay igualdad de oportunidades no hay libertad de educación”. Y es que el decretazo es especialmente sangrante en lo relativo a los profesores de la concertada, a quienes se les recortan los salarios como a los funcionarios, sin serlo.

No puedo estar más de acuerdo con ella y, en el terreno de la educación, comprendo que los de la concertada no se quieran sumar a la huelga de este 8 de junio, convocada principalmente por los sindicatos para el sector público. En éstos, y en sus declaraciones y pancartas, suele aparecer un viejo regusto a lucha de clases, a exclusividad de lo estatal sobre la iniciativa privada, especialmente negando la conquista de libertades que ha supuesto la igualdad de oportunidades mediante el sistema de conciertos que ha posibilitado la pluralidad de la oferta educativa: para todos. Ahora, con el “ejemplo” de algunos dirigentes socialistas la podrán elegir sólo unos pocos.

En todo caso, ¡viva la libertad! Y en quien conviene fijarse más es en quienes bombardean la libertad de educación, modificando las relaciones y condiciones laborales, entre ellas el salario. Y luego dicen buscar la paz social. Es mezquino aprovechar las difíciles circunstancias de todo un país para asfixiar todavía más a las escuelas no estatales. Los trabajadores no deberían pagar las consecuencias de una política económica errónea, improvisada y engañosa.

 

A ver si nos enteramos de una vez por todas: El escandaloso paro juvenil en España (40’3%), es provocado, además de por el alto nivel de temporalidad de los contratos, por un ineficaz sistema educativo, que arrastramos desde hace ya 30 años.

Digo todo esto como muestra, pero seguro que se puede ampliar a muchos más sectores productivos. Y es que ahora vienen las prisas y, como sea, nuestros gobernantes nos quieren hacer pasar por el tubo de unas drásticas medidas a pensionistas y trabajadores, que nunca deberían ser los primeros en sufrir los recortes, ni siquiera por el hecho de ser funcionarios.

Pienso que el desarrollo de la humanidad pasa por la posibilidad de elegir y por el respeto a los derechos humanos. Defendamos los derechos de la persona y la intocable dignidad del hombre. Y seamos conscientes de que se necesitan nuevos esfuerzos para mejorar, aquí y en otros lugares, la situación material de la gente.

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