"Me queda mucho mes al final de sueldo"

Recuerdo que hace unos meses hablábamos en este mismo lugar del creciente empobrecimiento de España y de la gravedad de tener el doble de paro y el 50 % más de inflación que la media europea. Pues quiero decirles que ya empiezan a ser numerosas las personas que me comentan, con más o menos angustia, las serias dificultades que atraviesan en su economía familiar o como pequeños empresarios.

Pero es que, desde que nuestros gobernantes se vieron urgidos a actuar por los socios europeos todavía esperamos que haya alguien que demuestre que es capaz de gobernar bien nuestro país. Desgraciadamente muchas autoridades siguen las más de las veces sin ser realistas, sin aportar ideas con determinación y con ánimo de consensuar. Y es que pienso que la estabilidad económica es un asunto de Estado y exige medidas a medio y largo plazo, que comprometan a los gobiernos de diverso color que en breve puedan asumir responsabilidades, centrales, autonómicas y locales.

Viene al pelo aquella frase tan gráfica de un buen amigo: “me queda mucho mes al final de sueldo”. En ella se sintetiza lo que está ocurriendo a pie de calle, a la españolita y al españolito que, incluso gozando de la suerte de tener un trabajo, no llegan a final de mes. (Imagínense la situación de los 1.386.000 hogares con todos sus miembros desempleados, lo que supone un 4.37% más que en último trimestre del 2010).

Y no estamos hablando de no poder seguir saliendo de vacaciones en agosto con tranquilidad financiera. ¡No, no! Esas restricciones muchos ya las dan más que descontadas.

Estamos hablando de:

-- No poder hacer reformas necesarias en la vivienda habitual.

-- No poder pagar las cuotas de actividades extraescolares de los hijos, o las aportaciones voluntarias-necesarias en los colegios concertados.

-- Verse obligados a pedir un préstamo para renovar la lavadora estropeada, ya con 9 años de uso.

-- Atrasar, mes tras mes, las compras de ropas y calzados de los hijos, esperando la paga de verano para poder afrontar ese gasto necesario.

 

-- Imposibilidad, por falta de efectivo, de realizar compras de alimentos en gran cantidad y así a mejor precio y poder ir consumiéndolos poco a poco.

-- Tener que esperar la liquidación final de la declaración de la renta, para asegurar que no se deban convertir en un pago a la hacienda pública aquellos euros ahorrados con la idea de amueblar adecuadamente la habitación de los niños.

Y eso sin extendernos con los detalles dramáticos de las 250.000 familias desahuciadas en toda España desde que empezó la crisis en el2007, y que han perdido su hogar por no poder pagar la hipoteca.

Y la prueba de lo grave de la situación es que tenemos un paro del 43% en jóvenes entre 16 y 24 años.  (Ya todos sabemos que el paro juvenil está muy vinculado al índice de abandono escolar).Estos jóvenes, si es que se incorporan en algún momento al mercado de trabajo, navegan entre el paro, la economía sumergida, el trabajo de media jornada, el trabajo temporal y el indefinido.

¿Y saben qué evita que impere el caos? Pues las familias, que acogen, hacen de insuperable red de asistencia social y, aun golpeadas por la familiofobia de algunos políticos, se convierten en líderes en gestión y optimización de recursos.  

Y esto lo pueden adaptar ustedes a cualquier sector profesional de un trabajador autónomo o de un pequeño empresario.

¿Pesimista? ¡Nunca! Pero que esta crítica situación nos mueva a todos a dejarnos de zarandajas y a trabajar por el bien común, que pasa por evitar despilfarros, que si nos descuidamos todavía llenarán más aún las arcas de filoterroristas y aburguesados oportunistas a la violeta.

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato