Ayuntamiento de Madrid: Igual… dad

Don Carlos Arniches, en ‘Los Caciques’ escribió una de sus mejores escenas de humor y de crítica política: Llegan unos habitantes del pueblo al ayuntamiento y son introducidos por el alguacil en el despacho del alcalde, verdadero cacique de la zona. Los lugareños entran en escena, con las boinas caladas hasta los ojos, al grito de libertad, fraternidad e igualdad. Simultáneamente, el alguacil les indica que, en presencia del alcalde, hay que quitarse la boina, recriminación que se funde con la petición de igualdad; rápidamente el alguacil, retoma el párrafo y les dice: ‘bueno, “igual da”, pero quitaos la boina’.

Manuela Carmena ha destituido a Celia Mayer como responsable de Cultura del Ayuntamiento de Madrid y la ha mandado al área de Igualdad. Pero, parafraseando a Arniches, igual da.

Mayer es la cultureta de los títeres del incidente de exaltación del terrorismo, la de la furia por cambiar los nombres de las calles, la de las cabalgatas de Reyes, la de las placas arrancadas y repuestas con urgencia… Es lo mismo, igual da, pero no se entiende muy bien por qué quien no ha servido para Cultura puede servir para Igualdad.

Según Carmena, el área de Igualdad, responde a la ‘necesidad de que el Ayuntamiento desarrolle competencias para acabar con esta barbarie’. Se refiere Carmena a la secuencia de asesinatos y de violencia contra las mujeres.

Con este planteamiento parece claro que a Mayer se le han dado cometidos, que por la gravedad de la situación de violencia que sufre la mujer, son de una extrema importancia y requieren conocimientos muy específicos, gran capacidad de gestión y de coordinación con otras instancias de la Administración y, sobre todo, ideas claras. La situación que estamos viviendo en la que las mujeres sufren en su integridad física y moral, son humilladas, maltratadas y asesinadas, requiere algo más que un relevo exprés en el que se confía para un cometido de tanta importancia social y humana en una persona que, además de fracasar en la gestión de la cultura de Madrid, ha levantado todo tipo de suspicacias, ha suscitado críticas sin cuento y ha cosechado fracaso tras fracaso por no hablar de ridículos clamorosos.

Una vez más, Carmena improvisa, tira por la calle de en medio y pretende tapar errores con decisiones apresuradas e injustificables.

Es lo de siempre, solamente que en esta ocasión se está usando de tapadera un asunto gravísimo para cualquier sociedad.

Pero, igual… dad.

 
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