Bronca en el Senado y peleas callejeras en la vida política. Igual, con la excarcelación, “la hemos cagao”. Esto es una vergüenza, dice Rojo.

Y no es que lo diga Javier Rojo, Presidente del Senado, es que un poco o un mucho de vergüenza –o de falta de vergüenza- política sí que estamos viviendo.

Aquí todo lo hacemos a lo grande: la bronca de Rodríguez Zapatero con Pío García Escudero en la Cámara Alta es todo un síntoma. “Gran cagada”. E incluso dice Rajoy que la manifestación será la más importante de la democracia. Un poco megalómanos y megalómanas ya somos, que diría Ibarretxe. Por cierto, ¿existe Ibarretxe?

 Ya lo describió Goya en su “Pelea a garrotazos”: dos Españas, pero dos Españas muy crispadas, muy cabreadas, muy encabritadas, muy guerreras. Hay decisiones de un Gobierno que, más que curarlas, hurgan en las heridas, y el Partido Socialista lleva demasiado tiempo hurgando. A lo mejor, aunque ya nadie se acuerde, todo es culpa de la “memoria histórica” que más bien se nos está quedando en una falta de memoria histórica.

Menos mal que para remediarlo salen del armario, histórico-político se entiende, Rafael Vera y Felipe González y echan la vista atrás y nos cuentan historias que parecen muy lejanas por todo lo que está cayendo, pero que son de ayer mismo. Nunca sabremos si esa manía que les ha entrado ahora a los políticos de echar la vista atrás será buena o no pero ellos están enfrascados en el asunto y hasta parecen contentos. Zapatero, Zaplana, Blanco, López Garrido y hasta el mismo Rajoy se amenazan con desempolvar periódicos antiguos, y ya se sabe que no hay nada más rancio que un periódico leído.

La semana es más de lo mismo aunque el “pico” informativo del paso de De Juana Chaos “al otro lado de Pancorbo” ya lo hayamos digerido y ahora estemos en otras cosas.

Para Otegi (que alguien nos explique lo que está pasando en el interior de ETA-Batasuna desde la llegada de De Juana) Navarra sigue siendo la piedra de toque en la que Zapatero tendrá que demostrar su ”buena voluntad”. Sin Navarra no queremos nada, ha dicho el batasuno, y los navarros se han puesto en pie de guerra aunque de sus celebraciones y aniversarios el Gobierno no quiera darse por enterado.

Según Rajoy, que apela a la mesura y a la sensatez de los españoles y del Presidente, el mismo Rodríguez Zapatero se ha convertido en un “hooligan”.  

No confundir. A la sensatez de los españoles apela para la manifestación que organiza el Partido Popular y a la mesura del Presidente apela para un debate al que se presta el dirigente popular.

Lo que pasa es que ninguno de los dos tiene las espaldas demasiado guardadas en sus respectivas formaciones.

 

A Rajoy le contestan –eso sí, en silencio- algunos sectores no demasiado “zaplanescos” y hasta se dice que la manifestación puede valer también para afianzar al líder. Vaya usted a saber.

En la acera de enfrente -con perdón-, pese a los esfuerzos de José Blanco, las aguas se remueven al paso de la ambulancia de De Juana Chaos por las calles del País Vasco. Hasta Ibarra se hace un lío con sus deseos sobre el final o no final del etarra y el mismísimo Leguina le dedica una pedorreta al Secretario de Organización de su partido y se va tan contento a Telemadrid a decir que “todavía es libre”. Ese todavía va a tardar en ser digerido por el político lucense que, en cuanto descanse de hacer historia con sus ataques al Partido Popular desde su atril transparente de diseño y se siente en el despacho de Ferraz, va a sufrir más de un sofoco.

Aunque lo parezca, no todos los políticos se llevan bien con el sexo femenino. Mientras Zapatero se sumerge en una especie de baño de espuma feminista -que ya lo hubiera querido Marilyn Monroe en sus buenos tiempos- y recita versos de Antonio Gamoneda y se pone tan tierno que hasta guiña un ojo a María Teresa Fernández de la Vega –que ya son ganas de guiñar-, Moratinos sigue sin conseguir “salir” –que dicen los jóvenes- con Condolezza Rice, que una y otra vez le dice que no hay nada que hacer y que su amor es imposible, y así está el pobre de alicaído que ahora hasta se le ha ocurrido que va a nombrar un embajador para el cambio climático. Igual es para ver si Condolezza se le ablanda con el calor. Un trago esto del Ministro de Asuntos Exteriores.

Montilla se pone chulo y, además de que no va a consentir –dice- que a “su estatut” se lo toque nadie,  piensa reformar la Constitución Española. Pues adelante, que ya se sabe que reformar y rascar todo es empezar.

Y mientras el Parido Popular “agita la calle”, el Partido Socialista quiere agitar la historia de la lucha antiterrorista de los Gobiernos de Aznar. Lo que pasa es que a la agitación de los socialistas la ha puesto en su sitio Jaime Mayor Oreja.

Y Llamazares –siempre Llamazares- pone la guinda a una semana de broncas y elabora, el hombre, un proyecto-de-borrador-de-conato-de-intento-de-amago-de-vislumbre-de- futuro-de-acuerdo entre todos los partidos contra el terrorismo.

Una semana que se debate entre las broncas, la agitación y la dignidad. Pues en eso estamos...Miquelarena.

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