Carnaval en Sevilla

De toda la vida los carnavales en Andalucía han sido los de Cádiz –lo cual no quiere decir que en otros lugares también se celebren y muy divertidos- con sus chirigotas y sus letras más o menos ingeniosas. Los de Sevilla vienen popularizados por las primeras escenas del ‘Don Juan Tenorio’ de Zorrilla.

Pues ahora resulta que el verdadero y más divertido carnaval andaluz se ha vivido estos días en la comisión de investigación que ha entendido del fraude de los ‘eres’ cifrado en 1.000 millones de euros y que se llevó a cabo fundamentalmente en el dilatado mandato de Manuel Chaves estando, a la sazón, de consejero de Hacienda –o algo así- el actual presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán.

Ya se puede constatar que la citada comisión no ha servido para nada, pero ha sido francamente divertida. Con decir que en una de las sesiones actuó como primera figura Magdalena Álvarez ya está dicho todo. Reaparecía desde su dorado exilio en un banco de esos que se inventan los europeístas y que sirven para que los partidos vayan colocando sus residuos como si de reciclar se tratase. Y allí la colocaron de vicepresidenta. Pues reapareció y lo hizo como solía. Frescachona, dicharachera, graciosilla y con un aire internacional. ‘A estas alturas de la película todo me da igual, como si dicen que soy Peter Pan’. Pues ahora que lo dice… De todas formas, lo de Peter Pan será por la mayor cercanía que desde su vicepresidencia de ahora debe de haber a Eurodisney, porque Sevilla al eterno niño le debe pillar más a trasmano.

El caso es que Magdalena Álvarez no se acordaba de nada. Ni del n 34.850 ni del 51 ni del 52, que ella ya no está para esas cosas. Y entre risas y su pelín de cachondeo transcurrió su ‘interrogatorio’.

Y si Benavente escribió ‘El Príncipe que todo lo aprendió en los libros’, Chaves escenificó ‘el presidente de la Junta que de todo se enteró por los periódicos’. En 19 años no se enteró de nada tan ocupado como estaba en crear puestos de trabajo pues, a juzgar por el paro que dejó en su tierra, le debía tener ocupado todo el día. En cualquier caso, al igual que Peter Pan, Chaves tampoco sabe nada de los 1.000 millones.

Y faltaba José Antonio Griñán. El actual presidente andaluz, y por aquellas calendas de los fraudes encargado de la cosa de los dineros, pues tampoco. Griñán ni siquiera leía los periódicos, que para eso estaba Manuel Chaves. Griñán se enteró cuando el propio Chaves puso las correspondientes denuncias. Prudente cual corresponde a su cargo y solamente atento al bien de los andaluces y las andaluzas, Griñán también alegó desconocimiento del asunto.

En resumen, un carnaval fuera de tiempo y fuera de sitio. Las sesiones de la comisión se deberían de haber celebrado en Cádiz y hubieran sido mucho más divertidas.

Aunque en Sevilla los tres comparecientes no defraudaron, en Cádiz hubiera sido más propio y además Chaves, en el viaje, podía haber leído el New York Times y haberse enterado de algo.

 
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