Cese encubierto de Moratinos, entre los cafelitos de ‘mihenmano’ y ‘el desayuno de mi hija mayor’

Y aprovechando que el AVE de ‘mimaleni’ va a pasar por Valladolid, va la vicepresidenta De la Vega y se aprovecha de que Moratinos -muy diplomático él- estaría tomando el ‘five o`clock tea’ y le envía al motorista fantasma del cese fantasma de los asuntos exteriores fantasmas, y le crea un Consejo Ejecutivo de Política Exterior, que igual –y como la política exterior se sale de bien- el detonante del cese encubierto ha sido  el robo de 300 libros en la biblioteca del ministerio.

Y en estas estábamos –o sea, en pleno guateque- cuando los guardias se lían a ‘pillar’ funcionarios del Ayuntamiento de Madrid, que por lo visto llevaban más de dos años tomándose ‘cafelitos’ entre licencia y licencia. Pero Ruíz Gallardón, que está fenomenal de reflejos, casi antes de que se apuraran los últimos posos de los ‘cafelitos’ ya tiene la solución: va a privatizar eso de las licencias. Uno piensa que a partir de ahora los ‘cafelitos’ –metafóricamente hablando- se tomarán en la cafetería de enfrente del ayuntamiento en vez de tomarlos en los despachos… Bueno.

Y, sin salir del Partido Popular, esta semana les ha tocado el turno en la productora de videos a los de Nuevas Generaciones que nos enseñan ‘gente normal’ luchando por llegar a final de mes. Suena a aquello que decía Adolfo Suárez en los discursos de Fernando Ónega de ‘hacer políticamente normal lo que a nivel de calle es normal’. Lo que pasa es que con esta fiebre de los vídeos que les ha entrado a los partidos políticos uno ya no sabe a qué ‘cafelito’ quedarse.

El que –esperemos que de momento- se queda es Llamazares. Ha triunfado en las primarias de lo que resta de Izquierda Unida y será nuevamente el candidato que saldrá en la noche electoral allá por los idus de marzo a contarnos que han ganado y que han subido en todas las circunscripciones y que se ofrece al Partido Socialista para formar un gobierno de progreso. O algo así.

Claro que ahora, con el fichaje de intelectuales del exterior –que a lo mejor los fichó Moratinos antes del cese encubierto-, Pepe Blanco ya no necesita de los servicios del líder de Izquierda Unida y Llamazares sigue sin participar en el gobierno de progreso.

Por vez primera en nuestra historia se van a manifestar los militares. La AUME (Asociación Unificada de Militares Españoles) le va a montar el campamento al ministro Alonso a las puertas del Ministerio de Defensa y, aparte de la novedad de ver a los militares -¿uniformados?- protestar públicamente, el fondo de las reivindicaciones, temas salariales, ascensos y promesas incumplidas y, sobre todo, la Ley de Derechos y Libertades, puede ser la punta del iceberg del malestar entre los castrenses, y eso nunca es bueno. Porque ya sabemos como las gastan los militares, que nos ha contado Moratinos que fue el general Félix Sanz Roldán quien se postuló para el cargo de jefe militar de la OTAN.

Pero todo va bien. Aunque Rodríguez Zapatero, según Rajoy, es un peligro para el bolsillo de los españoles, aún tenemos fondos para el desayuno de la hija mayor del presidente del Gobierno que, además de estar en la actualidad, debe tener un gran sentido del humor, porque recibir a su padre a la vuelta de su periplo americano con un ‘por qué no te callas’ dice mucho de la jovencita. De quien no dice tanto es del padre de la jovencita, que confesó paladinamente que se había percatado de la repercusión de las palabras del Rey en Chile precisamente a la hora del desayuno.

Es lo que tienen la biografías de Suso de Toro, que emboban al biografiado y le hacen decir cosas que nunca hubiera dicho en situación de normalidad hagiográfica y le obligan a reírse abiertamente de sus propias gracias, algunas de ellas tan ingeniosas como la de decir a Aznar por teléfono, tras recibir el agradecimiento del antecesor en el cargo, aquello tan divertido de ‘a ver si nos vemos’, que es como para partirse el esternón de las carcajadas.

Ahora que se ha ido Arzalluz de la política se ríen casi todos nuestros hombres y mujeres públicos, salvo Eguibar que también ha heredado el rictus fruncido del ex del PNV. Se ríe Magdalena Álvarez, se ríe Moratinos, se ríe Blanco que, en plan bromista –dejando a un lado las víctimas del 11M- pregunta que quién es el autor intelectual de lo del Ayuntamiento de Madrid. Desternillante este gallego, incluso sin video.

 

Se ríe –pero en este caso de nosotros- Hugo Chávez y hasta se ríe la vicepresidenta del Gobierno, eso sí, sólo en los mítines y rodeada de compañeros.

El único que no se ríe es Manuel Marín, que se despide sintiéndose solo y triste y, aunque se va como un caballero, se le nota la tristeza. Un buen presidente de las Cortes que se marcha víctima de los manejos de Rodríguez Zapatero, aunque él, en un gesto que le honra, se quiera ir –ya lo ha logrado- con gran señorío.

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