Chávez no ha muerto

Si es que Maduro lleva razón: el espíritu chavista no ha muerto y renace en la maravillosa primavera sevillana en forma de expropiación de pisos. Exprópiese, mandaba autoritario el comandante venezolano. Y la Junta de Andalucía, en forma de Elena Cortés, ha tomado la decisión de expropiar, a bancos e inmobiliarias, pisos vacíos.

El decreto, de siempre, ha sido una forma cómoda de gobernar, que se lo digan a Rajoy y a Montoro. Y esto es lo que ha debido pensar la consejera comunista: ‘Ya que no puedo irme de acosos por esas calles andaluzas jugando a la democracia callejera, me saco de la manga un decreto ley, que además es mucho más efectivo que un acoso porque los acosados acaban acostumbrándose y nunca es lo mismo que la primera vez’.

El caso es que Elena Cortés sabe mucho de desahucios porque, tal y como ha publicado EL CONFIDENCIAL DIGITAL, en sus tiempos de consejos de administración –que también los comunistas tienen su corazoncito- la caja a la que ella daba consejos llevó a efecto no menos de 3.000, y eso siempre supone una experiencia y la experiencia da el conocimiento.

Es innegable que en España hay un verdadero drama con el asunto de los pisos y de las familias que se ven desalojadas de sus viviendas. No es menos palpable que existe multitud de pisos vacíos que no benefician más que a quienes pretenden especular en tiempos de crisis. También es evidente que hay poca cultura de alquiler y que los propietarios no las tienen todas consigo a la hora de decidirse a firmar un contrato, pero todo eso no es obstáculo para que la propiedad privada, que de momento ampara nuestra Constitución, sea respetada en los términos que la responsabilidad social determine.

Porque también hay que decir que la propiedad privada tiene una función social y exige unas responsabilidades por parte de los propietarios. Precisamente por todo lo anterior hay que extremar las precauciones a la hora de legislar en relación a lo que tenga que ver con este asunto. Desde el punto de vista jurídico hay demasiados interrogantes: del justiprecio que se pagará por las expropiaciones, al qué pasará dentro de tres años, pasando por la propia legalidad de la expropiación.

Ahora parece que el Partido Socialista pretende extender la experiencia de Andalucía al resto de España. En cualquier caso estamos ante una iniciativa con demasiadas aristas que habrá que examinar y poner en práctica con pies de plomo.

No hay que dudar de las buenas intenciones y de las motivaciones sociales del decreto ley de marras pero, de momento, las explicaciones de la consejera que podían servir de exposición de motivos son más bien topiqueras, demagógicas y ambiguas.

Chávez, o al menos su espíritu, no ha muerto. Tiene razón Maduro.

Del que de momento no sabemos nada es del pajarito.

 
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