Colchón Solbes

Desde el primer momento de su nombramiento muchos se cuestionaron su presencia en el Gobierno Zapatero. La duda estaba, no tanto en su solvencia profesional, como en su encaje socialista. Independientemente de su militancia, Pedro Solbes se “despegaba” demasiado de la trayectoria económica de un socialismo puro. Pasados dos años, se ha visto la utilidad que para este Gobierno está teniendo la figura de un hombre como el actual Vicepresidente. Solbes es conocido por su anterior trayectoria y no está mal visto en Bruselas; Solbes tranquiliza al empresariado; Solbes es un buen interlocutor para la banca; Solbes no levanta ronchas en la oposición. Solbes pasa por muchos problemas sin “romperlos ni mancharlos”. Y apenas levanta la voz, también en sentido figurado. En definitiva es un buen amortiguador para los “trompazos” que un día sí y otro también se va dando Rodríguez Zapatero, contra las paredes de la opinión financiera de este país, o contra los tecnócratas europeos. Hasta la opinión pública le es favorable y hay encuestas en las que su popularidad va por delante de la del Ministro de Defensa que, hasta ahora, era el líder habitual en este tipo de sondeos. Para colmo sus planteamientos “socialistas” tampoco incordian demasiado en Ferraz y, aunque no es santo de la devoción de algunos miembros del “aparato”, no se hace cuestión de gabinete su presencia en el Ejecutivo. Pero Solbes tiene problemas. La financiación autonómica, por más que él ‘pase’ del asunto, se le puede volver en contra en cualquier momento. La OPA le está costando demasiados disgustos y no debe olvidar que, en política, el pecado de omisión se paga muy caro. Las fuerzas sindicales no le reconocen y su política fiscal es demasiado ambigua como para tranquilizar a ciertos sectores. Pero su problema más grande es saber hasta cuándo será el colchón que necesita Zapatero. Cuando se habla de crisis de Gobierno rara es la quiniela en la que no aparece Solbes, aunque después se rectifique y se comente que está seguro en el Ministerio. No es que sea un ministro de usar y tirar , pero la política es muy desagradecida y cualquier paso en falso, por ejemplo en el nombramiento del Gobernador del Banco de España, puede costarle un ojo de la cara. Permanezcan atentos a la pantalla.

 
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