ETA pone punto final a la campaña electoral con el asesinato de Isaías Carrasco en Mondragón

Quizás el protagonismo a falta de algo con sustancia, lo hubiera monopolizado la elección del cardenal Rouco para presidir la Conferencia Episcopal. Pero es la ETA la que ocupa todos los titulares.

Alguien dijo que en España o vamos delante de los curas en las procesiones o corriendo detrás de ellos para darles de palos. Ahora tocan palos, que ya lo dijo el actor José Sacristán: ‘Si pudiera quemaría la Iglesia’. Pues en la misma línea está Carme Chacón, que además de calificar de mala para Cataluña la elección de Rouco, todo se le vuelve hablar de preservativos y de infiernos. Menos mal que en esto de la Iglesia, Rodríguez Zapatero va a poner los puntos sobre las ies.

El caso es que los obispos, las críticas a los obispos, animaban un cotarro electoral que se hacía monótono y repetitivo tras el debate. Llegábamos al día de reflexión exhaustos después de una precampaña y una campaña que han durado cuatro años, y eso no hay cuerpo electoral que lo aguante.

Si los obispos animaban, Chaves -en su casi clandestina campaña electoral en Andalucía-estaba sembrado. No solamente va a llevar el AVE a Cádiz, sino que además se va a tardar menos de tres minutos de Sevilla a la Tacita de Plata. Y si es por hospitales, los andaluces van a tener uno a menos de treinta segundos de su casa. Luego, el eterno presidente andaluz se hizo un lío tremendo entre aconfesionalidad, laicidad y lo que es o no es un estado laico. Pero eso ya es menos relevante en Andalucía donde la gente pide créditos en los bancos con el aval de los cuatro o cinco ‘pers’ que entran en su casa.

Y animaba la campaña –aunque menos, todo hay que decirlo- el ministro Bernat Soria a base de echarle imaginación a su curriculum y a ponerse medallas y a proclamarse miembro de no se sabe qué academias. Pero es que los científicos son muy distraídos y, entre una medalla de más y un embrión de menos, al ministro de Sanidad se le va el curriculum al cielo.

Y nos distraía Zerolo, que iba radio en radio y de mitin en mitin lleno de orgasmos y de preservativos y de maridos propios y ajenos. Este socialista es un ‘obsexo’ que diría un castizo. Y es que son muchos años de represión, de ‘comprimirse’- que diría otro castizo- dentro de un armario, y eso marca a cualquiera por muy concejal y por muy gay que se sea. De todas formas este caballero debe ser un tigre en eso de los orgasmos y no digamos nada su marido, que no paran. Eso sí, siempre con la democracia por delante.

Hasta Obama se sumaba a los mítines, utilizando a la niña de Rajoy.

 Felipe González, que decía que él no cree que Rajoy sea un imbécil. Al final va a resultar que lo que piensa el ex, es que el candidato del Partido Popular es un superdotado para la política, un gran jurista, un político ejemplar, un deportista de elite, guapo como el que más y un tipazo y, por supuesto, el mejor presidente del Gobierno al que podemos aspirar los españoles. De imbécil nada. Un fuera de serie, para Felipe González, se entiende. Y es que rectificar es de sabios –y como está en eso de los sabios que nos van a contar lo que va a ser Europa-,  pues va y rectifica lo de imbécil.

Mientras, Carme Chacón, se declaraba la niña de Felipe González y está tan contenta de serlo porque con él le ha pasado lo mejor de su vida. Hasta ahí bien, nada que objetar. Lo que ya no encaja es que lo mejor que le ha pasado en estos años a la ministra de la Vivienda es que ha estado pachucha, puesto que ha visitado a los médicos de la Seguridad Social, que ha tenido una beca y que ha usado un pasaporte. La verdad es que estos socialistas se pasan de austeros y se conforman con poco.

 

Claro que eso puede ser por la mala infancia que tuvieron. Por ejemplo el ministro de Justicia Fernández Bermejo que nos contaba su infancia en el pueblo y, además, la contaba con un tono lastimero y triste, que parecía que nos estaba leyendo un libro de Charles Dickens.

También se animaba Rita Barberá que, en la plaza de toros de Valencia parecía Luís Miguel Dominguín cuando se proclamaba el número 1. Rita Barberá le ponía nombre a la niña de Rajoy: Victoria. Y es que los mítines los desmadran.

En estos minutos de la basura, no podía faltar Gaspar Llamazares, esta vez en cuerpo y alma –con perdón- y sin ‘Gaspi’. En su obsesión teológicoeclesiasticaaconfesional, ha acuñado una nueva frase con su natural donaire: ‘El PSOE ha puesto una vela al obrero y otra al empresario’. Casi casi tan ingenioso como Chaves.

Animaba Shuster, que estos alemanes cuando se recrían en Jerez y nos salen graciosos hay que echarles de comer aparte. Y es que gracia no le ha faltado cuando nos ha explicado que el que la Roma eliminara al Madrid a las primeras de cambio no es una derrota ni un fracaso ¡Ele la gracia¡ Eso es aconfesionalidad y no la de Manolo Chaves.

Pero todo se ha borrado de un plumazo o por mejor decir con el ruido de los disparos que se oyó ayer tarde en Mondragón. La ETA ha querido, una vez más, robarnos la libertad a los españoles y lo ha hecho en vísperas de unas elecciones generales. Todas las fuerzas políticas hacen causa común, suspenden todos los actos de campaña y se apresuran a condenar el asesinato.

Se hacen cábalas en torno a cómo influirá el atentado en las elecciones. ¡Qué más da! Lo importante es que estas elecciones, que han sido las de las de la confrontación y la crispación, sean las elecciones de la libertad y que la ETA no se salga con la suya.

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