Els senadors dedícanse a ridikuloa egitem dute

Lo que está pasando en el Senado con el asunto de los idiomas oficiales o cooficiales en el Estado Español, es cuando menos de risa. El maestro Mingote lo reflejaba ayer en su viñeta del diario ABC con la figura de un payaso.

Hace falta mucho cuajo, por no decir otra cosa, para dedicarse a hablar en distintos idiomas, no usar la lengua común que todos entienden y gastarse 350.00 euros en la broma.

Y no solamente se gastan 350.000 euros sino que incluso nos quieren vender ‘la burra vieja’ de que eso no es dinero y, además, uno de los que dicen que eso no es dinero es el vicepresidente tercero Manuel Chaves, y lo dice al mismo tiempo que los tribunales andaluces hablan de 10 millones de euros en la empresa de su hija. Claro que en eso lleva razón el ex presidente de Andalucía porque ¿qué son 350.000 euros comparados con 10 millones?

Y tercia el presidente del Gobierno y, como se dice en ‘La venganza de Don Mendo’, terció e hizo mal tercio y aprovechando que todo el mundo está poniendo en cuestión el estado de las autonomías, o al menos el despilfarro que supone, va Rodríguez Zapatero y hace una loa a lo bien, lo fuerte y lo vigoroso que es nuestro sistema. Y todos tan ilusionados.

Algunos más han terciado. Por ejemplo José Bono y Alfonso Guerra. Ambos, cargados de sentido común, han dicho, sin entrar a fondo, que lo del ‘pinganillo’ lo ven innecesario.

Nuestros senadores son muy dados al ridículo con eso de ser ‘la cámara de representación territorial’ y algunos hacen el ridículo en sus discursos, en sus blogs y hasta en la peluquería, pero simplemente ver las fotos de las filas de escaños con los auriculares ya es hilarante.

Leire Pajín, tan sentenciosa como siempre, ha dicho que la utilización de los idiomas en el Senado es algo definitivo. Definitivo para quién o para qué. Lo siento por la ministra pero lo que esperan la mayoría de los españoles es que sea algo no definitivo sino pasajero y que la cordura vuelva a la cámara.

Porque cuando los ciudadanos no critican ni censuran a sus representantes, sino que se ríen de ellos, y además el chiste nos cuesta 350.000 euros, es que algo no funciona bien.

 
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