Europa hoy: amistades peligrosas

Si es verdad lo que dicen de que Pellegrini está en el banquillo del Madrid por amistades y afinidades geográficas entre los países de origen del entrenador y de quien le sostiene en la dirección del equipo, habrá que concluir que hay amistades peligrosas.

Son muchos los que cuestionan la política de fichajes de Florentino Pérez. El Real Madrid tiene –por definición- que tener a los mejores jugadores del mundo, formar la mejor plantilla del mundo y eso, en el fútbol de hoy, se hace a golpe de talonario. Hasta ahí todo es normal. Lo que ya no es tan normal es que el Real Madrid no tenga el mejor entrenador del mundo y si no el mejor por lo menos alguien que haya demostrado algo más que ‘triunfar’ en el Villarreal, un talante estudiadamente serio y circunspecto y un cierto mal humor a la hora de mostrarse en público. Poco más.

Desde la pretemporada se ha visto clara la total impotencia del banquillo. Dudas en las alineaciones, cambios injustificables y absurdos. Hoy se prescinde de jugadores que mañana se convierten en básicos. A la semana siguiente se cambia el sistema –si es que lo hay- y se juega al son que toca la grada, el equipo contrario y, lo que sería peor, el amigo de los altos despachos de Concha Espina, cuando no a golpe de venta de camisetas.

Basta ver la lista de equipos que en la primera vuelta han pasado por el Bernabéu para concluir que, como mínimo, ha sido cómoda. Que no se ha ganado un solo partido de importancia, que en Europa el equipo se clasificó sin ganar a un Milán que ahora ha sido vapuleado en Manchester. El ‘épico’ partido del Sevilla fue un ‘arreón’ de individualidades al igual que otros muchos resultados agónicos.

Y es que no hay sistema, no hay estilo de juego, no hay proyecto táctico y ha tenido que ser Guti (¡!) quien lo diga. El Real Madrid, faltaría más, está viviendo de sus individualidades. 5 o 6 de sus jugadores se encuentran entre los diez mejores del mundo y en esas condiciones siempre hay uno que en algún partido toca la flauta. El resto son fuegos artificiales que se prenden desde un banquillo entre asustado e incoherente que no ha ofrecido todavía nada de nada.

Dice el ‘amigo’ Valdano que ahora es la hora de la templanza (¿Habrá querido decir pitanza?)

A lo mejor también es llegada la hora para la templanza de los dineros que se llevan quienes ya no se visten de corto y además tienen amistades peligrosas.

 
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