Garoña sí pero no. El CNI sí pero también. Los impuestos sí pero sí y Bárcenas no pero tampoco…de momento.

Nadie esperaba una ‘rebelión’ en La Granja –autor Rajoy y no Orwell- pero que nos cuente Javier Arenas que no se ha hablado de Bárcenas y que se ha estudiado la repercusión que tendrá en la industria juguetera la desaparición de la publicidad en Televisión Española, suena a broma de mal gusto. Suerte tiene el Partido Popular de la situación interna del Partido Socialista –incluida la batalla de Leitre Pajín por la cosa esa de ser senadora-, pero el empecinamiento de Mariano Rajoy en el caso Bárcenas –porque es un caso en el sentido más peyorativo del término- empieza a ser preocupante y además son muchos los dirigentes del PP que están más que ‘mosqueados’ con el asunto, a pesar de que su presidente quiera olvidar viejas heridas y comenzar una nueva etapa, que ya ni se sabe las que ha comenzado..

Claro que los mosqueos, como la risa, van por barrios, en este caso por partidos. Cesar nada más y nada menos que el Director del Centro Nacional de Inteligencia muy pocas semanas después de haberle confirmado es más que grave. Con independencia de las causas, en cualquier país en el que la política discurra por cauces mínimamente normales, el cese, dimisión o lo que sea, de un cargo de esa índole se reputa como un suceso de extrema gravedad por todo lo que comporta y por lo que supone de información, de confidencialidad, de secretos de altura y de operaciones arriesgadas.

 Aquí se ha quedado todo en una presunta malversación de dineros públicos y en un mal uso, presunto también, de fondos reservados. Nos hemos quedado, nada más y nada menos, que en la limpieza de fondos en una piscina y en el chiste del buceo en aguas caribeñas. Es posible que en el Gobierno que le confirmó se prefiera la broma a la gravedad de cesar – o lo que sea- al jefe de la inteligencia de un país que se supone civilizado políticamente.

También es posible que nunca nos enteremos de lo que de verdad ha ocurrido en el CNI, igual que nunca nos enteraremos de los verdaderos propósitos de Rodríguez Zapatero en el asunto de Garoña. La solución dada, aparte de no contentar a nadie, no resuelve nada ni sirve para nada. Una cosa es la moratoria para una central nuclear y otra que un Gobierno se dé una moratoria para el caso de ‘ganar las próximas elecciones’. No es que suene a chantaje, es que suena a excusa mala y con truco.

Igual que suena mal que el ministro de Industria, tras subirnos la luz, diga que los kilowatios se nos salen por las orejas de la enorme cantidad que tenemos. Truco viejo y truco barato para contentar a la opinión pública ante la avalancha de subidas de impuestos.

Lo de que no se puede contentar a todos es un axioma en política, salvo que se sea presidenta del Tribunal Constitucional. Dice María Emilia Casas que la sentencia del Estatut ‘debería contentar a todos’. Malo y preocupante. Otra vez la ambigüedad y el ni sí ni no, sino todo lo contrario de los humoristas de La Codorniz.

Y es que lo único que no falta en este país es el humor. ¿O es que no tiene gracia la alcaldesa de Jerez, que no es que baje los sueldos –Aguirre dixit- sino que de un plumazo se los ha quitado a los concejales de la oposición, mientras sigue pagando, dicen, que a 26 asesores?

¿O es que no es divertida la portavoz del Partido Socialista de Galicia, Mar Barcón, cuando se alarma y nos alarma porque Núñez Feijoo ‘va a dilapidar el patrimonio de los gallegos’? Como en España con los políticos no ganamos para sustos, uno pensó que en cualquier momento y en cualquier almoneda podía tropezarse con la Plaza del Obradoiro, el Pórtico de la Gloria y hasta con la imagen del Apóstol, todo envuelto de mala manera en papel de periódico. Menos mal que la sangre no ha llegado a Finisterre y se trata de los lujosos ‘audis’ que adquirió para uso y abuso de altos cargos de la Xunta Pérez Touriño.

Porque ya hasta en el Congreso de los Diputados nos gastan bromas. Aquí, con la indumentaria que no puede ser indecorosa. Eso va a ser que aún perdura la influencia de Don Marcelo en José Bono y que el presidente del Legislativo, ahora que es abuelo, vela por el decoro, como vela Rodríguez Zapatero por sus hijas, que ya nos ha dejado dicho, en una especie de testamento moral, que le gustaría que su hija, con 16 años, le consultara si es que había decidido abortar. Y es que cuando un padre se pone en plan de eso, de padre, a todos nos enternece, incluida Bibiana Aido.

 
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