Un Gobierno-canguro

No me refiero a que el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero cuide a nuestros niños cuando salimos por la noche; lo que quiero decir es que tenemos un Gobierno que se dedica a gobernar a saltos. Es una política sincopada, nerviosa, la política del "aquí te pillo, aquí te mato", de parches, de las preocupaciones del hoy más que de las de mañana y mucho menos que de las de pasado mañana. Lo dicho, un gobierno-canguro. Lo que ocurre es que esos saltos del gobierno-canguro se convierten -las más de las veces- en sobresaltos para los sufridos gobernados que, además, se enteran o, en pleno salto, o una vez que el canguro ya se ha posado en el suelo. Tras los saltos sobre las guerras y nuestra política exterior, los fuegos, la sanidad, la reunión de las autonomías o la reforma de los estatutos, ahora estamos ante dos saltos casi simultáneos pero de un largo alcance: el salto de los impuestos que impulsa el Vicepresidente Económico y el salto de la tregua de ETA que no se sabe muy bien quién o quienes lo están dando. En ambos parece que el gobierno-canguro ha iniciado ya la carrerilla previa y antes de que nos demos cuenta estaremos midiendo hasta dónde llega el salto. En cuanto a los impuestos, Solbes habla sin decir nada. Se refiere a tipos, a bases, a tramos, etc. Nadie se entera, pero "nos vamos a enterar". Con lo que hay que pagar -es un decir- por la sanidad, el dinero tiene que salir de algún lado y va a salir de dónde puede salir: de nuestros bolsillos. Por lo que se refiere a las negociaciones con ETA, es un salto que se venía venir. Todo el estadio sabía que el gobierno-canguro estaba a punto de saltar sobre cadáveres, sobre promesas y sobre víctimas del terrorismo. Era sólo cuestión de esperar el momento. Parece que ya ha llegado. Lo dijo Pernando (no es errata, se llama Pernando) Barrera en el mitin: "Pida usted contrapartidas señor Zapatero" y vaya si le han hecho caso. Poco a poco, sin hacer demasiado ruido, con poca información, de forma discreta, nos van a ir contando lo de la tregua, lo de la negociación y lo de la paz al alcance de la mano. ¿Y quién se puede negar a eso? ¿Qué partido en su sano juicio va a poder decir que no a una negociación para lograr la paz? Una vez más el Partido Popular está entre la espada y la pared. Como lo estuvo en la visita de Rajoy a la Moncloa y como lo está con la financiación de la sanidad. Eso es lo que hay: un gobierno-canguro y una oposición a remolque de los saltos del canguro.

 
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