Huele a francés

En aquel Madrid heroico de Manuela Malasaña y del parque de Monteleón, aquel Madrid del 2 y del 3 de mayo de 1808, cuando un paisano, apenas armado con un cuchillo, mataba a uno de los mamelucos de Napoleón, lo tiraban al primer pozo que tenían a mano para tratar de evitar las posibles represalias de los gabachos. De ahí surgió la castiza frase de ‘aquí huele a francés’.

Quién nos iba a decir que, tras pasar 30 años en que ningún ‘mesié’ ha ganado en Roland Garros y 28 sin oler un Tour, volveríamos los españoles a ‘oler a francés’.

La campaña que han desatado los medios franceses a raíz del pseudojuicio contra Alberto Contador y después de una sentencia impresentable, es una auténtica infamia. Infamia en el plano deportivo, en el humano o, simplemente, en el de un mínimo sentido común. Ni siquiera con un pretendido humor –maldita la gracia- es presentable jugar con nombres señeros de nuestro deporte, con nombres de campeones intachables en su conducta, con nombres de quienes lo han ganado todo y lo han hecho limpiamente y, además, mezclar todas esas figuras reconocidas mundialmente con jeringuillas, con sangre o con pastillas. Ni siquiera la broma adquiere el carácter de un ínfimo humor negro.

Y puestos a hacer humor sería comprensible que la afrenta viniera de alemanes, de italianos, de americanos o de deportistas que han llegado a finales y las han perdido contra españoles o de competidores que han ocupado pódiums aunque haya sido en segundos o terceros puestos. Pero de franceses, quienes en la mayoría de los deportes de los que se mofan no pasarían de aficionados en las competiciones españolas, causa risa.

Los únicos culpables de que el deporte francés esté en sus horas más bajas son los deportistas franceses y sus dirigentes. La culpa de que en Roland Garros o en el corazón de París, en plenos Campos Elíseos, las únicas banderas francesas que ondeen sean las que colocan los respectivos organizadores no es de los deportistas españoles que escuchan con orgullo nuestro Himno Nacional mientas los franceses cantan la Marsellesa por ‘lo bajini’ -si es que les quedan ganas de animar a los ‘enfants de la patrie’ a esperar la llegada del día glorioso-.

Vamos, que ya no huele a Chanel nº 5, que ahora huele a francés. Si Marilyn Monroe levantara la cabeza…

 
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