Manuela la limpia

Entre contrata y contrata, entre multa y multa a pie de contenedor de basura y en plena campaña publicitaria en pro de la limpieza –campaña a cargo de agencia bien conocida por Manuela Carmena- va la alcaldesa de Madrid y se dedica a regalar ceniceros a los flamantes campeones de la Copa del Rey de baloncesto. De todos es sabido lo que fuman estos chicos que, entre tiempo muerto y tiempo muerto, ponen el parqué de las canchas perdido de colillas.

Algunos nos negamos a calificar de ocurrencias las decisiones de Carmena y preferimos hablar de auténticas maldades, maldades de maldad y que, lejos de la improvisación, todas tienen su recorrido y estudio previo de las consecuencias.

Pero hay cosas que, aun siendo maldades, tienen mucho de ocurrencia o de ‘chochería’. Por ejemplo lo de regalar ceniceros a deportistas de élite.

Y es que lo de Manuela con la limpieza se ha convertido en una obsesión. Tan obsesionada está, que el día menos pensado se dedica a pasar el dedo -ese dedo de los nombramientos ‘nepóticos’- por el borde de los cuadros que tiene en el despacho, para ver si encuentra polvo y abronca a la empresa de la contrata y hasta la expulsa del Ayuntamiento, si se entera que la contrata la firmó Ana Botella.

Lo limpia todo excepto la delegación de Cultura del municipio madrileño.

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Y que se preparen los baloncestistas del Real Madrid porque cuando a Carmena le informen los de la memoria histórica, y se entere de que esa sección de baloncesto la creó y mantuvo contra viento y marea, don Santiago Bernabéu, va y les quita los ceniceros, como si fueran el rótulo de una calle de la capital.