Morir de encuestas

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Los arribismos, en política, no suelen acabar bien incluso cuando acaban tocando poder. Se produce el arribismo cuando, procedentes de otras singladuras, se llega a un protagonismo que, cuantitativa y cualitativamente, no tiene la relevancia suficiente como para asumir responsabilidades que vayan más allá de la extorsión, y hasta del chantaje, a quien necesita del apoyo del arribista.

Lo cierto es que los vaivenes de Ciudadanos -por supuesto no ideológicos, por la sencilla razón de que es una formación sin más ideología que el 'ahora y aquí'- no han cosechado más triunfos que el supuesto logro de algunas exigencias programáticas, por ejemplo, en Madrid o en Andalucía y un tira y afloja constante con el Gobierno.

Que Rivera intente vender que 'gracias a Ciudadanos se ha conseguido...' es simplemente un ejercicio de presunción pero no demasiado convincente. Escaso bagaje para un partido que pretende gobernar España y que no ha sabido ni siquiera rentabilizar una clara victoria en Cataluña.

Diseñar una trayectoria -sin más programa que una pretendida regeneración (no solo de regeneración vive la cosa pública) a golpe de encuesta, de eso que podríamos llamar 'éxito encuesteril'- es muy poco para tanto pecho como sacan Rivera y los suyos.

Un partido político debe saber administrar los votos, pero para llegar a esa fase en la que puede haber posibilidades de tocar poder, en primer lugar, hay que saber administrar las encuestas y, a la vista de las declaraciones de los dirigentes de Ciudadanos, a lo mejor llega el día en el que en vez de morir de éxito, mueren de encuestas.

A propósito de la situación por la que atraviesa la Comunidad de Madrid, en dónde Ciudadanos juega al ratón y al gato o, como diría su portavoz en la Asamblea, con el bienestar de los madrileños, ha dicho Juan Carlos Giarauta con el tono amable, humilde y hasta agradable que le caracteriza que 'claro que podemos votar junto a Podemos, nosotros no somos sectarios'. Pues es un alivio saberlo, aunque ese alivio queda empañado por la sensación de que quienes no voten con Podemos, sí son sectarios.

El diputado Girauta parece desconocer que una cosa es votar con Podemos una ley o una proposición, en un episodio menor y otra muy distinta votar junto a Podemos una moción de censura para derribar un gobierno de la Comunidad, en un momento concreto y por razones concretas.

Una cosa es predicar la regeneración y sacar pecho por las encuestas o dar un ultimato a hora fija y, otra muy distinta, regalar el gobierno de la Comunidad de Madrid al PSOE de Sánchez o al Podemos de Iglesias.

 

Porque al final, da igual morir de éxito, que morir de encuestas.

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