De Nostradamus al sabio de Hortaleza

Ya no tenemos que aguantar a los comentaristas de La Sexta. No hay mal que por bien no venga.   Nos habían vendido humo –y algunos lo dijeron-, desde el seleccionador a los medios interesados, pasando por los políticos -no menos interesados- y desde la Plaza de Colón a la Puerta del Sol. Y el humo nos ha hecho toser.   Humo contra selecciones tan “potentes” como Ucrania, Túnez o Arabia Saudí. Humo con la recuperación de Raúl, con las maravillas de Torres o con los goles de Villa.   Humo de entusiasmos, de caras pintadas y de jóvenes desmadrados en todas las plazas de todos los colones y en todas las puertas de de todos los soles de España.   Nos vendieron hasta el humo de las profecías de Nostradamus.   Y nos olvidamos del currículo de Aragonés como entrenador y hasta de que nos habíamos clasificado en la repesca. Y nos autoproclamamos candidatos a ganar el mundial de Alemania.   Todo bien hasta que hemos topado con la primera selección seria, que –para más INRI- no es para tanto.   Jugamos como Luis Aragonés tenía previsto: a no perder el balón, a tenerla y no dejar que la tuvieran los franceses. Ese es nuestro fútbol, sin profundidad, sin bandas, horizontal, pases y más pases y sin un tiro a puerta.   Dicen las malas lenguas que la sustitución de Villa fue porque Luis se cabreó con él cuando lanzó el penalti. El cabreo era por desatender sus órdenes de no perder la pelota. Si se tira el penalti hacia la portería y entra, se da la pelota al contrario que tiene que sacar de centro y Luis no puede tolerar, con lo autoritario que es, que nadie se atreva a desatender lo que él ordena. Villa tenía que haber lanzado hacía un lado, en horizontal, y mantener la posesión.   Este es el fútbol que tenemos. Suponiendo que sea la mejor liga del mundo, la nuestra lo sería a base de extranjeros en los puestos claves de los mejores equipos. El resto ya lo hemos visto.   Los jugadores hacen los mismo que en sus clubes solo que sin la compañía de los ronaldos, ronaldinhos, zidanes o mesis o decos.   Es curiosos que jugadores acabados, que ya no sirven para nuestra liga, triunfen en sus selecciones en pleno mundial.   Nosotros, con Raúl, a jugar con 10. Como en el Real Madrid. La diferencia es que -como en los partidos del Madrid no suele interpretarse el Himno Nacional- no tenemos que soportar el numerito del capitán mirando al cielo.   Una sugerencia para el futuro presidente del club blanco: si Raúl por fin se retira, para la punta del rombo, que fiche a un tal Zidane que juega en la selección francesa.

 
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