Por la boca… Pedro Sánchez, la bandera y Marujita Díaz

Que Pedro Sánchez decidiera, en su proclamación como candidato del Partido Socialista, envolverse en la bandera y que, a las pocas horas, falleciera Marujita Díaz, no tiene por qué ser un presagio, ni siquiera una premonición. Que Marujita Díaz fuera la tonadillera que cantaba aquello de ‘banderita tu eres roja, banderita tu eres gualda… sólo quiero que me cubran con la bandera de España’, es simplemente una casualidad, por más que Pedro Sánchez se envolviera en una bandera, de un tamaño tal, que cubriría a todo un regimiento.

La aparición de Pedro Sánchez, en plan presidente Kennedy, con corbata y abrazando a su mujer, fue toda una revelación para muchos de sus conmilitones y en Ferraz no se lo creían o, según algunos más críticos, no se lo querían creer.

Los vaivenes de Sánchez empiezan a preocupar. Desde las órdenes de votaciones en Europa hasta las alianzas con Podemos, pasando por el episodio de la bandera, son muchos los socialistas que no saben a qué Sánchez quedarse.

Piensa el secretario general del PSOE que tiene que defender su propiedad de la izquierda y con ella el liderazgo que, en esa parcela, le disputa y hasta le está quitando Pablo Iglesias, pero se malicia que tiene que hacerlo sin alarmar a cierto núcleo de votantes que, aunque no sean ‘de los suyos’, se debaten siempre en la duda. Y, posiblemente, aspire a no perder demasiado centro en beneficio de Ciudadanos o de un ala de votantes del Partido Popular. En teoría no está mal.

El problema llega cuando eso hay que llevarlo a la práctica y entre Bilderberg y la alcaldía de Manuela Carmena, Sánchez se está haciendo un gran lío. Es como estar repicando y en la procesión, al plato y a las tajadas o la cuadratura del círculo.

Eso de querer abarcar ‘un amplio espectro sociológico’ para las elecciones, trae sus problemas y Pedro Sánchez no parece verlos por más que, en su propio partido, quieran hacérselo ver.

Para muchos socialistas y para no pocos barones y ‘ex’ del socialismo, Pedro Sánchez es el mal menor. Una vez remansada Susana Díaz tras Despeñaperros, Eduardo Madina desaparecido, Carmen Chacón hablando catalán todo el día y Emiliano García Page parapetado en el Alcázar de Toledo, la elección era obligada, pero, aunque sea la única opción, ni es la mejor ni la que muchos hubieran querido.

El propio partido es el frente más largo y ancho que tiene abierto Pedro Sánchez y con gestos como el de la bandera, se está situando en tierra de nadie.

Dicen los entendidos que cuando un portero de fútbol se queda dudando a media salida, el gol es seguro.

 
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