Pedro Solbes, santo varón

Posiblemente es lo que diría ese genio que se llamaba Luis Sánchez Polack. ‘Tip’ no hubiera dudado -a la vista de memorias y declaraciones- en incluir a Pedro Solbes en su lista de santos varones.

Las memorias bien podrían llevar el subtítulo de ‘yo no fui’ y las declaraciones el de ‘yo no quería’.

Hay que tener mucho cuajo, tras la aventura de Bruselas, bien pagada por cierto, y los años en la poltrona de ministro y de vicepresidente del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, para sacar a la luz –si es que existió alguna vez- un supuesto informe económico con las medidas que había que tomar en la crisis que, según el mismo Solbes, ‘nunca existió’

Yo no quería ser ministro ni vicepresidente pero me equivoqué y dije que sí, y hasta juré el cargo. Yo no estaba de acuerdo con la política económica de Rodríguez Zapatero pero la llevé a cabo aunque no tenía mucho contacto con el gurú económico del presidente, Pablo Sebastián. Y así hasta la saciedad.

Nunca se ha visto a nadie más contrariado en un cargo ni a un cargo tan importante en momentos decisivos tan en contra de la política que, desde su mesa, se hacía cada día.

Hay veces que es mejor callar porque si no se calla pueden las gentes empezar a pensar en los motivos por los que se habla al cabo de los años.

Eso le está pasando a Pedro Solbes. Polémica aparte del sí o el no del informe a Zapatero, nadie se va a creer el resto de lo que escriba o cuente por la sencilla razón de que el reproche salta de forma automática. ¿Qué hacía de vicepresidente sin querer serlo? ¿Qué hacía en la economía española llevando a cabo acciones con las que no estaba de acuerdo? o ¿qué hacía en plana campaña electoral negando la evidencia que, según él, él tenía tan clara?

Lo dicho: santo varón.

 
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