La economía, en recesión. Pellizquitos de monja en el PSOE y puñetazos a la mandíbula en el PP

Cuando Gloria Lomana, Carlos Alsina y Julia Otero apenas saboreaban las mieles del triunfo de haber conseguido que, entre nada y nada, Rodríguez Zapatero -en la entrevista que le hicieron en Antena 3- pronunciara la palabra crisis, resulta que ya ni siquiera hay crisis, ahora lo que hay es recesión. O sea, que va a llevar razón Pedro Solbes cuando dice que la crisis será pasajera. Pasajera no, ha sido un visto y no visto. La crisis admitida por el presidente nos ha durado un suspiro y cuando hemos querido recordar ya estamos en recesión.

Nos había dicho Rodríguez Zapatero eso de la decencia del optimismo. Vamos, que èl era como la Carmen de Merimeé, no cristiano y decente sino optimista y decente. Pues algo es algo, porque a la vista de alguna sentencia relativa a los nombres de las calles, en una de estas ya sólo nos va a quedar el optimismo.

Es un optimismo de gestos. Por ejemplo, ahora Rodríguez Zapatero levanta el pulgar, como hacían los pilotos americanos en las películas de la Segunda Guerra Mundial, antes de irse a tirar bombas. El presidente no tira bombas pero mientras Leire Pajín y el resto de compañeros y compañeras levantaban el puño a los sones de La Internacional, él levantaba sólo el pulgar. Si se ve esa foto y se le pone el sonido aquel de ‘que te pego leche’ queda tal cual.

Y es que hay que ahorrar hasta en gestos, porque lo de las corbatas de Sebastián no parece que nos vaya a solucionar la crisis, y mucho menos la recesión. Pero el problema no es que no lo solucione la corbata de Miguel Sebastián, el problema lo tenemos los españoles cuando analizamos la descripción de funciones que de su vicepresidencia ha hecho Solbes.

 Nos dice este buen hombre que ‘su trabajo no es decir cuándo sí y cuándo no hay recesión’. Por lo visto, su trabajo es decir en julio lo contrario que decía en febrero y en febrero algo distinto a lo que decía en mayo. Eso sí, está muy convencido de que su trabajo es crear confianza. Pues no es que la confianza en Solbes esté ‘rozando el larguero’, es que no existe.

Si la confianza es básica para la marcha de la economía, con Rodríguez Zapatero y ‘lo que ustedes insisten en llamar crisis’, Solbes y su ‘larguero’ y Sebastián y su ‘casi recesión’, no es de extrañar que las cosas sean las que son.

Claro que en España nunca ha faltado el buen humor. Casi siempre –aunque no lo parezca, las apariencias engañan- la palma del buen humor se la lleva el director general de eso del tráfico, Pere Navarro. Hace este experto un examen para profesores de autoescuela –ahora se llaman formadores viales, o algo por el estilo- y en el test pregunta, entre otras ingeniosidades, ‘¿a qué velocidad puede circular una calesa?’. Eso lo dice Chiquito de la Calzada y este verano sale a tres o cuatro galas diarias. Y es que Navarro, a base de anuncios tétricos, ya no sabe qué hacer para alegrarnos la vida durante la ‘casi recesión’ económica.

Esto va a ser que, con la caída de las ventas de automóviles, Pere Navarro, que está en todo, se ve venir lo de las calesas en las autopistas y ya estará tramando algo para lo de las recaudación multera. Como dice mi admirado Carlos Herrera, hay más tontos que pájaros.

Posiblemente no se sepa lo que puede correr una calesa pero sí lo que corre la crisis que ya va llegando al larguero. Nos han dado una crisis en pildoritas, a pellizquitos, como los ‘pellizquitos de monja’ que nos propina el Gobierno con asuntos tan serios como el aborto, la eutanasia, la enseñanza o cualquiera de los valores que siempre han presidido nuestra convivencia.

 

Es un amagar y no dar, es decir sin decir, es dar plazos sin fechas, es machacar pero no del todo, es ir tanteando hasta dónde pueden llegar, es ver hasta dónde da de sí la cuerda. Pero al final todo llegará y habrá aborto con plazos o sin ellos y habrá eutanasia y, en cuanto nos descuidemos, el doctor Montes tendrá una calle que igual se la pone la Audiencia Nacional.

Y en el Partido Popular pintan bastos. Y es que falta la harina del poder y todo es mohína. Y se han amohinado San Gil y Mayor Oreja, que ni piensan aparecer en el congreso de Bilbao de este fin de semana. Y se mosquea otra vez Aznar, que vuelve por donde solía con Sáenz de Buruaga y le suelta un golpe a la mandíbula a Rajoy, con Hernández Mancha de testigo, y Cospedal le responde con un derechazo al hígado, y así se van al congreso del partido en el País Vasco, donde el euskobarómetro hace que al lehendakari se le arqueen aún más las cejas, mientras pide que la Armada española proteja a los pesqueros vascos en Somalia.

Pero la protagonista indiscutible de la semana ha sido la nieta de Leguina. Una mujer con porvenir, que su abuelo sabe mucho de política.

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