Solbes no llega a la final de la ‘championlí’, a Zapatero le abandona el ‘desodorante’ Imaz, y Carod en el Tibet

El Vicepresidente económico del Gobierno comentó en alguna ocasión que se sentía como ‘el casillas’ del Consejo de Ministros, que tenía que parar casi todo. Tras la avalancha de ocurrencias electoralistas de Zapatero y de los ministros de Zapatero, y después de que el presidente ejemplificara la situación de nuestra economía con la antes llamada Copa de Europa, hay que suponer que ‘el casillas’ de la economía no va a estar en la final, ni siquiera en el banquillo.

Alguien tendría que parar de hacer y de decir ‘machadas’ en los ministerios y dedicarse a gobernar pero como eso no parece posible tenemos que acostumbrarnos -de aquí a las elecciones- a presenciar esta especie de mercadillo que, un día sí y otro también, montan los ministros.

Tras los pisos de alquiler y de demostrarnos la ministra de la Vivienda que nos sobra el dinero, viene el ministro de Sanidad y mete a todos los niños en la sala del dentista “para que la sonrisa de un niño no dependa nunca de su condición social”. Y es que aquellos polvos traen estos lodos. Antes la “sonrisa de un niño” la procuraban los Reyes Magos, pero con estas ‘warnercabalgatas’ que nos monta Alicia Moreno en Madrid, la sonrisa corre a cargo de los dentistas.

Es que se empieza y no se sabe cómo se acaba. Sin ir más lejos, Magdalena Álvarez empezó muy chulita en el Congreso preguntando a los del Partido Popular si estaban obsesionados con ella por su cara o por su gestión como ministra de Fomento y acabó preguntando a un diputado por su circuncisión. Que esos son lapsus como Dios manda.

Pero aquí lo importante es la economía, que según Rodríguez Zapatero va de ‘championlí’, como diría el maestro Antonio Burgos. Y no digamos nada la UME que, según dicen los periódicos, tiene un jefe de prensa de auténtico lujo, el propio Zapatero, que ya lo querría para sí el vicepresidente Solbes. Lo que ocurre es que ver al presidente del Gobierno pasando revista al cuerpo de bomberos de la Unidad Militar de Emergencia produce, cuando menos, perplejidad. O bomberos o militares.

Claro que, para perplejidad, la que la marcha de Josu Jon Imaz ha producido en Rodríguez Zapatero -‘Pepe ya he llamado al fiscal’-, en Rubalcaba y en Blanco. Al político de Palas de Rei le ha producido ‘cierta sorpresa’. Como buen gallego antepone lo de ‘cierta’, que siempre es una garantía de no meter la pata. En el caso de Blanco, de no meter demasiado la pata. Lo de demasiado viene de su última frase mitinera, como siempre referida al Partido Popular, de quien dice que tiene “una visión reaccionaria de la familia, mentir por la mañana y rezar el rosario por la tarde”. Pues no sé si es peor decir tonterías por la mañana y meter la pata por la tarde.

La pata no, pero dicen que en la espantada de Imaz el que ha metido el brazo de cocinar hasta el codo ha sido Arzallus, por más que el brazo responda al nombre de Eguibar. Es curioso que todos pinten algo en el asunto del PNV menos Ibarretxe, que debe de estar enfrascado en la pregunta del referéndum de autodeterminación de vascos y vascas, y le van a nombrar un presidente del partido y hasta un futuro lehendakari sin que él se entere. Que ya nos tiene dicho Anasagasti que con el terrorismo es mejor “no dar patadas en el avispero”.

Quien nos ha puesto en la realidad de Cataluña mucho más que los incidentes de la Diada, o la quema de retratos de los Reyes en Gerona ha sido el Dalai Lama, que como no usa corona de espinas ni estaba en Jerusalén, pues le ha puesto una ‘cata’ a Carod Rovira en plena Diagonal, mientras Joan Laporta se desgañitaba en el palco presidencial del Nou Camp pidiendo selecciones catalanas la misma semana que el “Nastic” le birlaba la llamada Copa de Cataluña. Pero todo sea por la campaña electoral.

Lo de la ‘championlí’ de la economía a lo mejor es exagerado pero quien no exagera –es su forma de ser- es Pere Navarro, que afirma muy contundente que los accidentes se deben a que somos ricos y nos compramos motos enormes y, claro, pasa lo que pasa. Pues no deja de ser una explicación del director general ‘ponemiedos’ a los moteros esos que no quieren quitamiedos.

 

Rajoy –tras lo que Blanco en su ingenio denominó ‘nominación exprés’- renueva el banquillo y nombra un grupo de asesores para el programa electoral del Partido Popular al mismo tiempo que anuncia una reunión, asamblea o congreso ‘cuando toque’ para fijar posturas. En Génova se supone que de ese comité saldrán cabezas de serie para las listas y que muchos de ellos jugarán la ‘champiolí’ en caso de que S.M. el Rey encargara a Rajoy formar Gobierno, y es que siempre es bueno mantener las formas.

Educada y correcta fue la reunión de Esperanza Aguirre y Rodríguez Zapatero, aunque no se pusieron de acuerdo ni siquiera en lo que se habían dicho. Pero algo así ya se esperaba y es de suponer que lo que dijo la presidenta de Madrid en la rueda de prensa posterior no produjera perplejidad en el presidente del Gobierno. Que este hombre, salvo en los mítines, siempre tiene cara de perplejo.

Aquí el único que no tiene cara de perplejidad es Luís Aragonés, pero ni siquiera él sabe por qué ¿o sí?

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