A Zapatero se le “caen” las rosas del puño, a Rajoy le ponen en la mano la margarita de la sucesión para que la deshoje, y el síndrome postvacacional desata los nervios.

Es lo que tienen las campañas electorales que se adelantan en el tiempo, todo el mundo se pone nervioso y comienza a dar codazos a izquierda y derecha para hacerse un hueco.

Claro que hay nervios y nervios. Por ejemplo, Rosa Regás ha puesto de los nervios al ministro de Cultura y César Antonio Molina salió, con cara de pocos amigos y voz airada, a desmentir a la que fue nefasta directora de la Biblioteca Nacional, de la que dice que se ha dedicado a ocultar los robos de mapas en los incunables que debía custodiar.

Pierde los nervios Moratinos cuando le preguntan por el “affaire” Fillon- Rodríguez Zapatero y se queda pelín en blanco a la hora de rebatir al francés y pierde los nervios Caldera cuando pregunta qué hubieran hecho otros con 700.000 ilegales.

La alianza de Civilizaciones le ha salido rana al presidente del Gobierno y Fillon poco menos que le comparó con Boadil cuando lloraba sobre Granada y su señora madre le decía de todo. Casi afirmaba el “premiere” francés que Zapatero lloraba amargamente lo de “papeles para todos”. Claro que luego matizó sus palabras, aunque sin satisfacer del todo a nuestro presidente que, sin nervios y alegremente, como el que no quiere la cosa anunciaba a los cuatro vientos que Francia iba a dar una nota de rectificación a lo de sus lamentaciones. Pues no.

Pero Rodríguez Zapatero no se pone nervioso y ni siquiera ha culpado del asunto del mal entendido a Aznar. Claro que igual la culpa la tiene Esperanza Aguirre que subvenciona una película de José Luis Garci, titulada Independencia y que va de lo que pasó en 1808 en Madrid y habrá que pensar que eso es lo que cabreó a François Fillon y para vengarse quiso dejar con el trasero al aire a Zapatero, que los franceses no olvidan y lo de la Guerra de la Independencia les sentó mal. Pero al final ¿quién miente? Solo sabemos que alguno de los dos. O a lo mejor los dos.

Y se va Rosa Díez harta de perder los nervios contemplando la lucha contra el terrorismo de Rodríguez Zapatero. Y pensar que hace muy poquitos años se perfilaba como secretaria general del PSOE sustituyendo a Felipe González... sic transit gloria mundi, que diría la ex ministra de Cultura y hoy Vicepresidenta del Congreso de los Diputados.

En cualquier caso ya ha comenzado el curso político. Todos toman posiciones. Y eso supone movimientos internos en los partidos.

Hasta LLamazares se siente perseguido dentro de Izquierda Unida, eso sí, injustamente.

Y hay movimientos en el Partido Nacionalista Vasco dónde los partidarios y partidarias de Imaz y los seguidores y seguidoras de Ibarretxe, se las tienen tiesas.

 

Y los de Ezquerra Republicana de Cataluña se obsesionan con la “E” de España y Puigcercós, que está en todo, remeda el grito aquel de contra Franco vivíamos mejor y se suelta el pelo diciendo que “Cataluña, sola vivirá mejor”. Ese “sola” significa sin la “E” de España que es lo que dice Carod Rovira que nos emplaza para que le dejemos solo el año 2014. En algo están de acuerdo los dos “gallitos” del independentismo catalán.

Y en el Partido Popular –Gallardón aparte- hasta Fraga revive y dice que un partido no es un solo hombre y apostilla que eso lo sabe él muy bien. Suena a sarcasmo dicho por quien se marchó de Galicia con más de ochenta años. Pero Rajoy no pierde los nervios ni cuando Zaplana habla de doce años, como mínimo. para empezar a hablar de sucesiones. ¡Hombre, tanto como doce años!

El único partido que es una piña en torno al líder es el Partido Socialista y es que el poder une mucho. Lo de Regás es una especie de cana al aire que solo sirve para que veamos un ministro de la cosa cultural casi iracundo, para que Blanco siga encantado de haberse conocido y el presidente en los mítines nos informe de acontecimientos tan insólitos como anunciar que el “AVE llegará a dónde no ha llegado nunca”. Pues es un notición.

Y además Rodríguez Zapatero, no solo no lloró y se lamentó como Boadil, sino que está orgullosísimo de lo de los legalizados porque era “necesario, conveniente y positivo” y que no tiene nada de qué arrepentirse.

Como diría el “Padre Bonete” -ese simpático personaje de Luis Figuerola Ferreti- “el arrepentimiento no es malo de suyo”, presidente y hasta puede ser necesario, conveniente y positivo.

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