La alegría de perder

AFP7 / Europa Press

Hasta se habla de recuperación, de que siempre hay que perder de esa manera y de un punto de inflexión y también de un antes y un después. Pues todos contentos y adelante.

Como no está bien alegrarse con las derrotas ajenas, aunque no se compartan colores, y mucho menos ideologías, hay que reconocer que es enternecedor, no solamente lo bien que saben perder algunos, sino lo contentos que les pone la derrota.

Es posible que cuando se piensa en una goleada en contra y se encuentra uno con un resultado apretado y se fuerza una prórroga, la satisfacción pueda más que el amargor de la eliminación (que haberlo haylo). Por eso los comentarios de unos y de otros y hasta de sesudos analistas, más o menos afines a la causa, resultan perfectamente lógicos.

Hasta se habla de recuperación, de que siempre hay que perder de esa manera y de un punto de inflexión y también de un antes y un después. Pues todos contentos y adelante. No faltaba más.

Siempre se ha dicho aquello de que hay más alegría en dar que en recibir. Resulta que ahora en el deporte de alta competición, hay más alegría en perder que en ganar. Claro que también hay un dicho que reza que cada uno “con su pan se lo coma” y si es por refranes habrá que recordar aquel de que “el que no se consuela es porque no quiere”, o aquello de las uvas que no estaban maduras.

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A lo mejor es que hay cosas que no se pueden decir por aquello de que “no habléis de robos que os sancionan”, que dijo el tuitero, pero lo de las alegrías tras una derrota, en según qué casos, no suena a sincero, por mucho que los clavos ardiendo cada vez escaseen más en el mundillo futbolístico.

Y además, para buen partido, bueno de verdad, contra el Real Madrid, el que hizo el Getafe.

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