Por la boca… Calamity Sánchez o la vuelta de la nada

Fracasó repetidamente en las elecciones, cosechando los peores resultados de la historia del Partido Socialista; fracasó en el ejercicio parlamentario de oposición; fracasó como secretario general del PSOE; fracasó como muñidor de posibles pactos y fracasó como supuesto hombre de estado. Fracasó, pero vuelve.

Pedro Sánchez se postula como candidato a secretario general de su partido y quiere regresar al despacho del que le echaron sus propios conmilitones. Formas aparte, no le echaron por algo baladí. Le echaron por haber hundido al socialismo en la sima más profunda de su historia, por haber negociado con separatistas y comunistas, por haberse empecinado en campañas y en posturas inviables a la vista de los resultados electorales y por haber perdido la confianza de los órganos rectores de su formación.

Raro y extraño es que vuelva un político así, pero lo extraño es que lo haga con los mismos mensajes que le llevaron al fracaso. Pero igual no es tan extraño, porque Sánchez es la nada política y su único mensaje es el odio a la derecha, el odio a Rajoy y, ahora, como novedad, el odio a la ejecutiva que rige al partido socialista.

Es curioso, pero si Pedro Sánchez consigue sus propósitos y es elegido secretario general del Partido Socialista, designado candidato para unas elecciones, gana esas elecciones y llega a La Moncloa, ahí se habría acabado todo su mensaje político. Ni una sola idea para la gobernación de España, ni una sola idea para la regeneración del partido que el hundió, ni una sola idea en política exterior, ni una sola idea en economía…

Querer gobernar un partido de la enorme importancia del PSOE y aspirar a presidir el Gobierno de España, con el solo objetivo de cargarse a Rajoy, de cargarse a la derecha y de cargarse a quienes le echaron de la calle Ferraz, es un bagaje lo suficientemente pobre como para que quienes le siguieron en Asturias, en Valencia y en Dos Hermanas se lo piensen dos veces.

La situación actual del Partido Socialista –provocada por Pedro Sánchez- no está para experimentos. Patxi López puede ser un experimento, pero es que Sánchez es como Juanita Calamidad.

 
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