Por la boca… Legislar en caliente

Cárcel de Aranjuez.
Cárcel de Aranjuez.

Nuestra vida pública está llena de tópicos y de lugares comunes, en lo político, en lo social, en lo económico y hasta en los medios de comunicación. Alguien dice una frase, más o menos ingeniosa, con mayor o menor sentido e inmediatamente lo dicho por el primero que se presenta, toma carta de naturaleza y es repetido por unos y otros según convenga en el momento y según vaya mejor para sus intereses ideológicos, de grupo o personales.

Ese alguien, un buen día, acuñó la frase de que ‘no hay que legislar en caliente’ y desde ese momento, se usa por todos y para todo.

Ahora está sobre el tapete la derogación de la legislación sobre la prisión permanente revisable. PSOE y Podemos, capitaneados esta vez por el PNV, no dudan que la ley es anticonstitucional y abogan por que desaparezca de nuestra legislación. Partido Popular y Ciudadanos, no sólo apoyan su mantenimiento sino que proponen una ampliación de los supuestos.

Y, cómo no, el argumento de quienes pretenden la derogación y no admiten una ampliación, es que ‘no hay que legislar en caliente’.

Sin entrar en el hecho de que tanto uno como otro supuesto, pueden llevar a tomar decisiones en caliente, el razonamiento, además de tópico, no puede ser más absurdo.

Cuando hay que legislar y lo que se legisla es justo y en beneficio de la colectividad, se legisla, sea en caliente, en frío o en tibio.

No es cierto –como dicen algunos- que el fin de la privación de libertad sea la ‘resocialización’ del delincuente. En todo caso ese, será uno de los fines junto a otros -tan importantes o más- como la ejemplaridad, el poder coercitivo, la fuerza disuasoria de la pena, y la propia privación de libertad. Pero por encima de todo está el derecho de la sociedad a apartar -por las vías legales y con todas las garantías jurídicas necesarias- de su seno a quienes han mostrado, con su conducta, ser individuos antisociales. Además, la privación de libertad que defienden algunos como vía de ‘resocialización’, no tiene probada su eficacia automática y menos si atendemos a los constantes casos de reincidencia, simplemente aprovechando permisos penitenciarios.

Lo que deben hacer los legisladores es legislar sin atender a ambientes calientes, a coyunturas frías o a circunstancias tibias y hacerlo con justicia, con objetividad, buscando el bien común y defendiendo la verdad.

Que para eso están, haga frío o calor.

 
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