Por la boca… Políticos-rehén

Tras las elecciones autonómicas y municipales son demasiados los políticos-rehén que pueblan nuestra geografía.

De Madrid a Barcelona, pasando por Pamplona o Sevilla demasiados alcaldes y presidentes son rehenes de los votos que les han colocado en la poltrona sin un número de sufragios aceptable, ni siquiera suficiente para formar coaliciones razonables.

El objetivo electoral de “que no gobierne la derecha”, perfectamente legítimo, se ha conseguido a cualquier precio y ese precio se va a pagar con intereses políticos demasiado altos.

Se han traicionado promesas, desviado ideologías y tergiversado trayectorias personales con tal de conseguir unos pactos discutibles cualitativamente, por cuanto que no reflejan la voluntad de los votantes y más que reprobables cualitativamente, a juzgar por el tamaño de las tragaderas de muchos alcaldes y presidentes autonómicos.

Rehenes de Podemos y rehenes de Ciudadanos, gobiernan autonomías y ayuntamientos en precario, y tienen una autoridad más bien escasita y sujeta a un especie de chantaje permanente.

La primera batalla de las elecciones generales no se dio en las urnas del pasado 24 de mayo, sino en las escaramuzas posteriores que dieron origen a lo que se ha dado en llamar pactos de gobernabilidad. Muchos hablan de situaciones provisionales, de mociones de censura y de revisión de los acuerdos, una vez que, celebradas las elecciones generales, los partidos tengan las manos libres y no se vean obligados a tomar decisiones en función de los resultados. Las decisiones de los dos grandes partidos no estarán entonces tan mediatizadas como lo estuvieron en mayo y la fuerza de los nacionalistas y de los llamados partidos emergentes, puede no ser tan decisiva.

De los electores, depende.

 
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