Por la boca… Ríos revueltos

Benito Pérez Galdós
Benito Pérez Galdós

Ahora que los ríos españoles bajan revueltos -con aguas turbias que anegan sus riberas e incluso, más allá de las riberas, destrozan cultivos y sembrados- se revuelven los cauces políticos, pero nadie pesca nada porque todos los pescadores están igual de revueltos y en las mismas aguas sucias.

En Cataluña los independentistas, no solo se dedican a transgredir las leyes, sino que además no se ponen de acuerdo entre ellos para esa transgresión y Puigdemont azuza la turbulencia de las aguas diciendo cada día una cosa dedicado, única y exclusivamente, a conseguir sus fines personales.

Los nacionalistas vascos juegan al frontón con los presupuestos y esperan el remate final del tanto, para sacar la mayor tajada posible.

En Andalucía viven su particular feria política con presidentes, casi vitalicios, en la cúpula de la Junta que no se enteraban y además -según Chaves- no tenían por qué enterarse del inmenso fraude de los ERE, que se eterniza en un proceso que parece de folletín romántico por entregas.

Ciudadanos juega a aquello del ‘tápate que me voy y búscame que no me encuentras’ y va y viene, amenaza y abraza, acelera y frena, corre, anda y para, babea con las encuestas y se cree el mesías prometido para encauzar los ríos desmadrados.

Los socialistas, mal llevan la cruz que, para el partido, supone Pedro Sánchez y viven su particular calvario interno con barones que, cada poco, agitan las aguas y abren las compuertas intentando descabalgar al supuesto líder de un supuesto liderazgo.

Podemos, nada contra las corrientes internas de un Errejón que clama libertades con la boca pequeña; con Bescansa que va por libre, pero que no se sabe por dónde; con Monedero que está de tapadillo (pero incordia incordiando); con las bilis de Echenique y con Iglesias jugando al autoritarismo más rancio del comunismo rapante, agarrado a los ‘inscritos y a las inscritas’, con la desesperación del que se ha dado cuenta de que las clases de natación de la Complutense resultan escasas.

Y el Partido Popular en el que todos sonríen (dientes, dientes, que dijo la Pantoja) y aparentan calma ante lo ríos revueltos que amenazan con tragárselos, pero que en cuanto sacan la cabeza para respirar y creen que no hay moros en la costa, piden auxilio con brazadas de náufragos, mientras exhiben curricula que no son más que papel mojado por las riadas universitarias; papel mojado para empapelar a Cifuentes que, de momento, no se deja.

La universidad -convertida en ‘alma máster’, que no mater- hace aguas y se le escapan chorros de prestigio entre títulos, certificaciones, actas y listas de asistencia.

 

Y el Gobierno… con los presupuestos en el aire y sometidos a chantaje permanente; con las calles en pie de manifestación; en jaque por unos jueces alemanes de segundo orden; ministros desaparecidos y metidos en el caparazón del despacho; con las manos atadas en Cataluña y ya casi sin ganas de seguir nadando y cansado de taponar vías de agua.

Hasta la Casa Real se pierde en escenificaciones que no convencen ni a los espectadores de la claque.

Pero menos mal que. cómo dice Mariano Rajoy, la economía va fenomenal, se crean tropecientos mil puestos de trabajo y ‘estandaranpurs’ aplaude hasta los goles de Cristiano Ronaldo.

Ya lo dijo Galdós hace bastante más de un siglo: ‘En España, los gobiernos no gobiernan, se defienden’

Mira que si don Benito lleva más de un siglo teniendo razón…



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