Por la boca… De Rubalcaba a Messi. Paralelismos

Es lo que tienen los mitos que, de pronto, por las razones que sean se vienen abajo incluso sin que nadie les empuje. En este sentido no deja de haber un cierto paralelismo entre Pérez Rubalcaba y Leo Messi. Dos grandes en sus respectivas actividades. Messi un sensacional futbolista y Pérez Rubalcaba un magnífico hombre dedicado a la política.

Dos mitos a cuya mitificación ha contribuido no poco la labor de los medios de comunicación. Desde quienes resumen el fútbol del Barcelona en el 'Leo, Leo, Leo, Leo... gol' hasta quien hablaban de Rubalcaba como el maquiavélico por antonomasia. Los dos no atraviesan su mejor época, lo cual no quiere decir que, en cualquier momento, vuelvan por sus fueros.

Ambos están en horas bajas. La resultante es que a lo mejor Pérez Rubalcaba ni es tan listo, ni controla tanto, ni es tan retorcido, ni es tan maquiavélico; ni Leo Messi es el mejor futbolista de la historia.

Más paralelismo. Ninguno es profeta en su tierra. Al futbolista le cuesta ser el mejor en sus tierras sudamericanas y al político se le encabritan las bases y algunos de los barones. Los dos siguen estando en su sitio. Messi sigue metiendo goles, incluso en el Bernabéu, y Rubalcaba mantiene su caché en algunos de los mítines de fin de semana, sobre todo si se hacen lejos de Cataluña o de Galicia.

Ha sido dejar el ministerio del Interior y el Rubalcaba, al que todos temían por sus maniobras, se ha venido abajo. ¿Era Pérez Rubalcaba o era el poder que se le suponía a Pérez Rubalcaba?

Messi ha perdido frescura, pegada, rapidez -¿O ha sido Xavi quién ha perdido esas cualidades?- y, a pesar de que siempre le quedará Iniesta, todo se le ha puesto en contra y le llueven las críticas. Por criticarle se le ha criticado hasta su pasividad a la hora de la protesta colectiva del último sábado en el Santiago Bernabéu.

Pérez Rubalcaba no acierta con su sitio en la oposición. No acaba de asentar bien las posaderas en el sillón de Ferraz y no termina de acostumbrarse a los teléfonos de color normal.

Lo dicho. Seguro que ambos volverán por sus fueros, pero de momento, se les va de las manos el Partido Socialista de Cataluña y los socialistas gallegos a uno; y el balón ya no obedece como antes al otro.

Paralelismos y semejanzas que dan que pensar.

 
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