Por la boca… Salud dinero y amor

Además de hacer la puñeta a los veraneantes que viajan en avión, los controladores aéreos han resucitado la vieja cantinela. Dicen sus representantes que el problema es que están ‘trabajando bajo presión, con ausencia de reconocimiento y baja retribución’. Una desgracia.

El trabajar bajo presión mina su salud hasta tal punto que han de pedir la baja médica y Dios sabe cuándo y cómo se podrán recuperar. No se sienten queridos, les falta amor, esa ausencia de reconocimiento en su trabajo destroza la moral. Tampoco se sabe muy bien cómo y cuándo ha de darse ese reconocimiento. A lo mejor los viajeros, para distraer las horas de retraso, deben concentrase al pie de la torre de control del correspondiente aeropuerto y cantarles canciones propias de la selección campeona del mundo o –ya en plan tuna- entonar ‘Clavelitos’ o vaya usted a saber; pero lo importante es que los controladores noten el amor de los controlados.

Y el dinero. Asunto importante y sobre el que nadie se pone de acuerdo. Hay cifras –las que da el ministro Blanco- que son escalofriantes. Tal vez la media no sea esa y estemos ante unas personas y una profesión mal pagadas. No estaría de más que se supieran las cifras de unos funcionarios que cobran de los presupuestos del Estado.

En resumen, lo que quieren es salud, dinero y amor, que tampoco es tanto pedir. Y en eso no son unos privilegiados, son como todos, lo que pasa es que unos tienen más y otros menos.

El ministro Blanco no parece que esté por la labor y decide que el reconocimiento y el amor se lo va a dar el fiscal, que la salud hay que revisarla más a fondo, y que de dinero no están mal del todo. Se habla de que le quieren echar un pulso y hasta de que le van a doblar el brazo pero no parece que vaya a ser tan fácil, sobre todo si intervienen los militares. Intervención en el buen sentido de la palabra. O sea, que Blanco ya se ha leído las memorias de Ronald Reagan y debe de haber capítulos que no le han parecido demasiado mal. Lo que pasa es que alguien ya se ha encargado de filtrar la palabra riesgo ya se sabe lo que en aviación supone hablar de riesgo

Los viajeros se desesperan. La Administración dice que ‘puede que quienes estuvieron preparados para ser controladores ya no lo estén y no sean válidos para ocupar ese puesto’ y los controladores dicen que ‘ni hay huelga ni se la espera’, que todo es pura causalidad y que se han puesto malitos porque las cosas de la salud son así.

Mientras, los franceses nos copian y hacen huelga pero en regla y sin necesidad de ponerse pachuchos. Y a todo esto, Esperanza Aguirre, que perdona pero no olvida, quiere seguir adelante con los expedientes del Metro de Madrid. Y uno se pregunta: ¿habrá militares para tantas cosas como van a tener que hacer?

¿Y habrá traductores en el Senado para cumplir los caprichos de Anasagasti que sigue enormemente preocupado por los costos…de las vacaciones de la Familia Real?

Y es que cuando el diablo no tiene nada que hacer… y no es que Anasagasti sea el diablo, pero que no tiene nada que hacer parece obvio y no estaría de más que alguien cuantificara lo que nos lleva costado Anasagasti desde que tiene uso de razón –es un decir- político.

 
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