Por la boca… Sánchez, el recién llegado

La campaña de Pedro Sánchez en las elecciones primarias a la secretaría general del Partido Socialista, recuerda aquel ‘sucedido’ que contaba el incomparable Chumy: Un caballero cae a la calle desde un séptimo piso, milagrosamente no sufre ni un rasguño, mientras permanece en el suelo la gente se arremolina a su alrededor y una viejecita despistada le pregunta, ¿qué ha pasado?, el accidentado contesta rápido, ‘ni idea, yo acabo de llegar’.

Si un extraterrestre se interesara por la marcha de las primarias socialistas y escuchara los discursos de Pedro Sánchez, valorara sus actitudes, soportara sus desplantes y fuera testigo de su arrogancia, no tendría la menor duda de que el susodicho, acababa de llegar a la política y que era virgen en la cosa pública.

No hay vuelta de hoja, o la desfachatez del ex secretario general corre pareja a su vacuidad y su desahogo es muy superior a sus capacidades -lo cual es estremecedor- o de verdad se cree lo que dice y entonces hay que pensar en algo más grave.

Son muchos los desatinos, las tergiversaciones, los ocultamientos y los olvidos de Sánchez en sus declaraciones, pero sus palabras, afirmando que la Gestora ha llevado al partido al tercer puesto en la aceptación de los votantes, son uno de los desafueros más graves que han sucedido en la política española de los últimos años.

Firmaba el maestro Anson una magistral ‘Canela Fina’ en El Mundo titulada ‘Cara de cemento’ y desenmascaraba, una a una, las falacias de Sánchez, desde sus catastróficos resultados electorales, hasta sus devaneos con Podemos, pasando por el intento de gobernar a toda costa o la esperpéntica sesión de investidura.

Pedro Sánchez ni es virgen, políticamente hablando, ni acaba de llegar a la política por mucho que se quiera hacer pasar por el señor que aparece, sin saber por dónde ha llegado, para salvar al Partido Socialista que él dejó destrozado y dividido y, como ha dicho Patxi López, en trance de desaparición.

Sánchez no tiene autoridad, ni moral ni real, para reprochar a la gestora –ni a un solo miembro del PSOE- nada relacionado con el inmediato pasado del Partido.

Puesto a destruir, hasta lo ha intentado con la paella. Menos mal que la gran calidad del arroz de Calasparra está por encima de Pedro Sánchez y hasta de alcaldes lenguaraces.

 
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