Por la boca… Bolivia: comienzan los insomnios de Sánchez

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tras firmar el acuerdo para un Gobierno de coalición
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tras firmar el acuerdo para un Gobierno de coalición

Aún no duermen juntos (al menos oficialmente) y Sánchez ya comienza a no pegar ojo, esta vez por mor de las antiguas  -o actuales-  amistades americanas de los comunistas de Podemos.

Sea lo que sea y haya ocurrido lo que realmente haya ocurrido en la embajada mejicana en La Paz, lo cierto es que Sánchez ya está empezando a pagar el peaje que le supone su alianza de gobierno con los comunistas de Podemos y la vicepresidencia de Iglesias.

 Y tampoco es que el peaje venga de un potencia mundial con poder e influencia en el ámbito internacional y diplomático. Viene de un país con muchos problemas y con una situación más que inestable, que se permite el lujo de denunciar manejos turbios de nuestros representantes en el extranjero y meter en un mismo saco con Sánchez, a Iglesias, a Monedero, a Errejón y hasta a Bescansa.

Aún no duermen juntos (al menos oficialmente) y Sánchez ya comienza a no pegar ojo, esta vez por mor de las antiguas -o actuales-  amistades americanas de los comunistas de Podemos.

Lo que pasa es que en ese saco socialcomunista se ha metido voluntariamente el propio Sánchez y, lo que es peor, nos va a meter a todos los españoles que vamos a soportar un gobierno cuyos miembros están en tela de juicio en una parte tan importante del mundo y en una región fundamental para España, por gracia de los manejos de un grupo de políticos con tufo chavista, que ahora serán ministros.

Está claro que ni con la comparecencia de la ministra de Exteriores en el Congreso, ni con las afirmaciones del gobierno de Bolivia, nos vamos a enterar de lo que de verdad ha pasado, en el rifirrafe de la embajada, con los encapuchados, con las visitas de cortesía a horas intempestivas, con los refugiados del gobierno de Evo Morales y mucho menos de las consecuencias para España de las simpatías de los comunistas de Podemos con algunos dirigentes de ideología muy concreta y en países muy determinados.

Lo único cierto es que vamos a tener un gobierno que, en cualquier nación europea de nuestro entorno sería, cuando menos, rarito, muy rarito.

Y el pobre Sánchez -cuando aún no ha empezado a vivir su idilio político, ni ha saboreado con tranquilidad los cariñosos abrazos de Iglesias- ya está de “dormidina” hasta arriba.

 
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