Por la boca… Cataluña, ¿nos damos por j…?

Quim Torra y Pedro Sánchez, en La Moncloa.
Quim Torra y Pedro Sánchez, en La Moncloa.

Lo único que puede frenar en Cataluña, que los independentistas se salgan con la suya, es que se “pasen” en sus exigencias y Sánchez no tenga más remedio que decir que no.

Lo que hemos llamado “el chollo Sánchez” está en pleno auge. Entre ambigüedades, declaraciones extemporáneas, globos sonda y memeces contumaces de sus ministros, el presidente del Gobierno sigue dando la batalla para permanecer en La Moncloa.

Ahora, ha puesto en marcha la martingala de los indultos, la cantinela de las excarcelaciones y eso de “desjudializar” el asunto catalán a base de empatía y soluciones políticas a lo que él llama problemas políticos.

Hay que reconocer que Sánchez tendrá muchos defectos, pero es buen pagador. Al menos con catalanes y vascos, separatistas y populistas, lo que prometió para llegar a La Moncloa, lo está cumpliendo a rajatabla y no hay un solo día sin que dé un paso en la dirección que le marcan los beneficiarios del chollo que supone tener a semejante individuo al frente del Gobierno.

En Ferraz, son muchos los que están convencidos de que Sánchez no da una puntada sin hilo y, aunque se lo toman a broma, cuando algún ministro lanza una memez, a ver si cuela o un globo sonda, a ver qué pasa, dan por hecho que, más o menos tarde, la cosa se va a sustanciar. Es lo que paso con el acercamiento de presos, con los dineros, con las algaradas callejeras, con las “empatías” con Torra o con las conversaciones con Puigdemont (que haberlas haylas, al decir de algunos despachos en Ferraz)

Los indultos, se barajan muy seriamente en el Gobierno y hay muchos expertos trabajando para colar por la puerta que sea, falsa, imaginaria, virtual o de cuadrillas, el referendum para la autodeterminación (vive le Quebec libre)

Es en esos momentos de inspiración de ministros y delegados del Gobierno, cuando nos vamos enterando de lo que Pedro Sánchez prometió antes de la moción de censura y nos podemos dar por j…

La única opción que queda es que las exigencias de los independentistas sean de tal calibre que, el propio Sánchez, se vea obligado a decir que no. Pero ya veremos cómo no llega la sangre al río porque vale más mantener el chollo en La Moncloa que cualquier concesión.

El problema, como ha señalado Luís Almagro, secretario general de la OEA, es que la imbecilidad sea contagiosa.

 
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