Por la boca… Ciudadanos: Ahora PSOE, sí

Pedro Sánchez y Albert Rivera.
Pedro Sánchez y Albert Rivera.

Ni siquiera los más sagaces sondeos demoscópicos serán capaces, algún día, de cuantificar lo que han influido y seguirán influyendo los vaivenes de Rivera en los resultados electorales de Ciudadanos.

Si Pedro Sánchez dice eso de “ahora España”, Albert Rivera anuncia un giro en sus planteamientos y estrategias en relación a sus postulados y decisiones de hace unos escasos diez minutos y anuncia a bombo y platillo que ahora sí está dispuesto a pactar con el Partido Socialista y con Pedro Sánchez que era su bestia negra, poco más menos, antes de ayer.

Rivera siempre vuelve “donde solía” o “la cabra tira al monte”, son frases que encajan perfectamente en la trayectoria política y hasta ideológica (si es que tuviera alguna ideología) de Ciudadanos y de su líder.

Rectificaciones, bandazos, cambios, idas y venidas y “digos y diegos”, que han costado a Ciudadanos más de un abandono y varios disgustos internos y ni siquiera los más sagaces sondeos demoscópicos serán capaces, algún día, de cuantificar lo que han influido y seguirán influyendo los vaivenes de Rivera en los resultados electorales de Ciudadanos.

 Ahora toca decir sí a Sánchez y se supone que a todo lo que Sánchez significa. Como de costumbre, Rivera disfraza sus volteretas con una lista de propuestas tan genéricas como ambiguas, que en nada comprometen ni entorpecen el juego de alianzas posteriores a las elecciones. Después, cuando alguna de esas propuestas sea asumida desde el poder, será el momento en el que Rivera y Ciudadanos saquen pecho y afirmen, con orgullo, que “eso” se ha conseguido gracias a las condiciones impuestas por ellos.

Como el truco está muy visto, y el electorado muy avisado de los ejercicios acrobáticos de Albert Rivera, no se sabe muy bien a cuanto puede ascender la ganancia en votos de la última cabriola del pretendido partido de centro.

Para ser un partido de centro y estar en condiciones de aportar posibilidades de gobierno a la formación más votada, bien sea de izquierdas o de derechas, hay que delimitar muy bien el terreno y -supuesta la imposibilidad de alcanzar la victoria, al menos hasta ahora- lo normal es asumir el papel de bisagra en toda su extensión y con todas las consecuencias.

Entonces podría comenzar una ascensión cualitativa que quién sabe hasta dónde podría llegar.

Pero si eso ocurriera, a este paso, Albert Rivera, a lo peor, lo veía desde lejos.

 
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