Por la boca…Consultar a las bases o “jibarizar” la democracia

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

Que Pedro Sánchez, todo él, en su totalidad, es una mentira, ya lo sabemos, pero que quiera hacer una mentira de nuestra democracia es un asunto en el que deberían tomar cartas algunos conspicuos del PSOE.

En su desahogo y desvergüenza política, a Pedro Sánchez tanto le da cambiar una mentira por otra en menos de 48 horas, abrazarse al causante de sus desasosiegos oníricos, pactar con los que quieren independizarse de España o convertir en hombres de paz a terroristas declarados y confesos.

Las consultas a las bases que han adoptado como latiguillo y como coartada el socialismo de Pedro Sánchez, el comunismo de Pablo Iglesias o el independentismo de Junqueras o de Rufián -aun descontando las cifras infladas de militantes e inscritos y la “malversación” de los resultados e incluso teniendo en cuenta la enormidad cuantitativa de participantes (por ejemplo en La Esquerra casi llegan a 10.000 y no digamos nada en el propio Partido Socialista y las cantidades ingentes de los inscritos de los comunistas de Podemos)- es otra gran mentira y un fraude manifiesto en cualquier sistema democrático, por cuanto decidirán unos pocos, un gobierno, una investidura, una coalición o lo que sea.

Que Pedro Sánchez, todo él, en su totalidad, es una mentira, ya lo sabemos, pero que quiera hacer una mentira de nuestra democracia es un asunto en el que deberían tomar cartas algunos conspicuos del PSOE y de otros partidos.

Cada vez son más las voces socialistas que, en forma de falsete y con tesitura de castrati (ellos sabrán por qué), se alzan para reclamar acciones dentro del propio socialismo para frenar y cortar, de una vez por todas, el desaguisado que Pedro Sánchez está perpetrando en el partido, mientras se carga el Estado español, actuando tras el burladero de las bases.

Pero al igual que los castrati de tiempos mozartianos, los “farinellis” del socialismo actual, apenas se asoman al escenario de Ferraz y es de temer que sus silencios van a continuar, al menos, hasta que Sánchez caiga por su propio pie o tropiece en otras piedras.

Con tal de incumplir la Constitución para seguir en La Moncloa, Sánchez no se para ante nada. Lo mismo negocia con separatistas y terroristas en igualdad de condiciones, que se abraza a los comunistas y hasta forma un hipotético gobierno con ellos, sin esperar al trámite de que el Rey, cumpliendo la Constitución, le encargue formalmente la tarea de gobernar.

En Sánchez encuentran un interlocutor, más que maleable, quienes organizan actos contra la monarquía que es nuestra forma de Estado, quienes insultan y degradan a España y a los españoles, quienes justifican el terrorismo porque lo practicaron, quienes pisotean las instituciones, quienes violan derechos fundamentales de los ciudadanos y quienes hacen de la corrupción un modus vivendi político y personal.

Bien podría Sánchez consultar a las bases socialistas cuál debería ser su reacción ante la corrupción del partido en el que militan, pero se contendrá y no lo hará por mucho que, en esas consultas, tenga el éxito asegurado.

 

Y es que nadie, ni los propios consultores, cree en las consultas.

Y mientras, las gentes se preguntan: ¿cuándo desde el poblado de chabolas de Neguri llegará la consulta a las bases del PNV sobre su apoyo a un gobierno socialcomunista?

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