Por la boca… Del culo de Trump a la testosterona de Sánchez

Donald Trump y Pedro Sánchez.
Donald Trump y Pedro Sánchez.

De las muchas formas que tenía Sánchez de hacer el ridículo en el asunto de Venezuela, ha ido a escoger la más risible: que Maduro convoque elecciones democráticas.

Sánchez estuvo en Valencia el pasado fin de semana y, menos hablar de la financiación que tanto preocupa a Ximo Puig, ha hablado de casi todo lo de siempre. Y fiel a su estulticia habitual -y seguramente estimulado por la lección de anatomía que horas antes nos había dado Maduro- se ha metido por los vericuetos de la endocrinología y la mención a las hormonas.

Si Maduro, en su delirio, decía que Sánchez estaba en el culo de Trump, Sánchez nos ha ilustrado sobre el exceso de testosterona en el Partido Popular. Como de costumbre, no se sabe muy bien que quiere decir el inquilino de La Moncloa. Pero si a lo que alude es que entre los populares abundan los varones, debería saber que la testosterona también anida en órganos femeninos.,

Además, con esos razonamientos cartesianos de andar por casa que se gasta nuestro presidente, ha explicado a los de Podemos que el régimen de Maduro es lo opuesto a la izquierda. O sea, que en Venezuela lo que hay es una dictadura de derechas (?)

Pues ya lo sabemos. Como no podía ser de otra manera -que diría un cursi- Pedro Sánchez nos explica que el régimen bolivariano de Chaves y de Maduro es de derechas y, naturalmente, él está contra todo lo que huela a derecha.

Pero aun así, no se para en miramientos ni en cortesías con aquel régimen –que por la peana de Maduro se adora a esos santos que le mantienen en La Moncloa- e invita al “derechista” Maduro a convocar elecciones.

Y es que de las muchas formas que tenía de hacer el ridículo, en lo referente a Venezuela, Sánchez, ha ido a escoger, la más risible: un ultimátum para que Maduro convoque elecciones en el plazo de ocho días y que esas elecciones sean transparentes, democráticas y con todas las garantías. Y se ufana además de que, en su dislate, le imitan países europeos, como si los responsables de Europa o los “macrones” o las “merkeles”, fueran garantía de acierto y de decisiones atinadas.

Y en sus miramientos y cortesías para con Maduro, no se para en barras y le prepara de antemano una respuesta que, si no fuera por el republicanismo de ambos, bien podría decirse que así se las ponían a un cierto rey, y Maduro se aferra a la respuesta y, además de cantar por Manolo Escobar, le dice a Sánchez eso de que no le ha elegido nadie y que el que tiene que convocar elecciones es él.

Igual es que a Maduro, lejos del culo de Trump, también le sobra testosterona.

 
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